¿Cómo se construyen las subjetividades en internet con discursos e imágenes que planteen su autonomía y su protagonismo social, cuando existe una prédica insistente en medios y espacios digitales que discriminan, menoscaban y niegan la igualdad de oportunidades y la equidad? En la jornada previa al comienzo del Foro de gobernanza de internet en América Latina y el Caribe (LAC FGI) varias organizaciones dedicadas a reflexionar, analizar y trabajar por los derechos a la comunicación en internet se reunieron para discutir este y otros temas en un taller sobre derechos humanos y gobernanza de internet en la región. En uno de los paneles, mujeres, indígenas, jóvenes y activistas sociales debatieron sobre la apropiación y el ejercicio de derechos en internet como factor liberador de potencialidades para alcanzar nuevas metas en materia de ciudadanía y participación.
Las reflexiones abarcaron la necesidad de sortear escollos y expresar las ideas usando los distintos recursos tecnológicos para afianzar identidades y propuestas y dar a conocer imágenes de la realidad que muchos ignoran o no quieren ver, lo que hace que subsistan viejos prejuicios ligados a las diferencias raciales o étnicas, de género, o de intereses por grupo social. Las consecuencias de esto se reflejan en una discriminación solapada y silenciosa que prefiere no ver los avances y perpetuar viejas concepciones que continuan aceptando y construyendo la desigualdad.
Un representante joven de pueblos originarios señaló la relevancia de internet como medio para dar a conocer los cambios sustanciales que se han producido en las comunidades, en la apropiación de su cultura que en algún momento pareció ser sepultada por otros valores, y que ahora surgen con nuevos anhelos enraizados en la pertenencia a pueblos y razas que quieren ejercer su ciudadanía y defender sus derechos básicos utilizando también las herramientas tecnológicas y el ciberespacio.
Por su parte, las mujeres expresaron la necesidad de terminar con la cosificación de sus cuerpos y de sus intereses para dejar de ser vistas como seres a ser consumidos o como meras consumidoras también en internet. Cuando el discurso de odio y la violencia de género aparecen en el espacio digital para acallar opiniones, cuestionamientos y disensos o para menoscabar y hostigar a las mujeres, es hora de plantear con firmeza que los derechos digitales también deben pronunciarse por una vida sin violencias y con participación abierta, sin temor a represalias por cuestiones de género.
Sabemos que en internet se transmiten y se reflejan las mismas ideas, propuestas y problemas que existen en la sociedad real. El mundo virtual puede ser tan cruel y discriminatorio como aquel en el que transitamos a diario, más allá de nuestras computadoras y teléfonos celulares. Cada persona activa en internet puede perpetuar como un virus nocivo el lado oscuro de nuestra convivencia y es necesario que esto no se propague.
Crear espacios de comunicación que realmente democraticen los discursos, las imágenes y los debates respetando los derechos de todas y todos es parte de nuestra responsabilidad como ciudadanos y ciudadanas digitales. Durante demasiados años, los medios de comunicación se manejaron con dueños y dueñas de la palabra. La gran red de comunicación que tenemos a nuestro alcance debería ser aprovechada para lograr más democracia, más conciencia y sensibilidad, más libertad de expresión con el fin de desarmar lo que impide construir y fortalecer nuevos protagonismos.
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