La Constitución Nacional de Uganda garantiza la libertad de expresión, establece la igualdad de género, la acción afirmativa para las mujeres y prohíbe la discriminación basada en el sexo. Sin embargo, la promulgación de leyes es un proceso de avance lento. La Política Nacional de Género recomienda la perspectiva de género como una estrategia para abordar los desequilibrios de género. Uganda también cuenta con una Política Nacional de Igualdad de Oportunidades. Ha ratificado la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) y la Plataforma de Beijing. De una población total de más de 32 millones de personas, hay un estimado de 8 millones de usuarios/as de teléfonos móviles y 2 millones de usuarios/as de internet, pero no se dispone de estadísticas desagregadas por sexo.
Los sistemas de familia tradicional y extendida pueden proporcionar salvaguardias que garanticen la seguridad de tenencia de las mujeres, pero también pueden amenazar su seguridad personal. Las prácticas culturales incluyen la mutilación genital femenina, el matrimonio precoz, la herencia de la viuda y la apropiación forzosa de la propiedad de viudas y huérfanos/as. La prevalencia de la violencia doméstica se estima en 57% y la violencia sexual en 61%. En la mayoría de los casos la violencia contra la mujer es cometida por su pareja. El 24% de las mujeres dice que su primera relación sexual fue forzada o contra su voluntad. El pago de un precio por la novia, una práctica que sigue siendo muy difundida en Uganda, se utiliza para legitimar la violencia doméstica contra las mujeres. Entre las consecuencias del conflicto militar que se desarrolla en el norte de Uganda está la violación de mujeres, con sus consiguientes daños sociales y sanitarios.
En cuanto a la violencia contra las mujeres y tecnologias de información y comunicación, es posible afirmar que está aumentando la invasión a la privacidad mediante el acecho, la vigilancia y el control de los teléfonos móviles de parte de los cónyuges. Los hombres controlan el uso de los teléfonos móviles de sus mujeres, dan o niegan permiso a sus esposas para cuándo y cómo utilizarlos. El vínculo entre los teléfonos móviles y el asesinato de mujeres no es un incidente aislado. Algunas mujeres han adquirido dos tarjetas SIM para prevenir la violencia doméstica. Este es un signo de empoderamiento de la mujer porque los teléfonos proporcionan un medio para quebrar el control del hombre mediante la apertura de contactos con el mundo exterior. En caso de violencia doméstica, las mujeres utilizan los teléfonos móviles para contactar a la policía. Las organizaciones de mujeres utilizan internet en combinación con televisión, radio, periódicos y otros medios impresos para poner de relieve la violencia contra las mujeres (VCM). Las minorías sexuales tienen presencia en internet para expresar sus preocupaciones y crear conciencia.
Las políticas de tecnologías de información y comunicación (TIC) en Uganda hacen hincapié en el crecimiento impulsado por el sector privado. Esto implica que, en teoría, el gobierno sólo desempeña un papel regulador dejando el desarrollo real de las TIC a las empresas privadas. La Política nacional de TIC contiene disposiciones de género, pero la falta de un control sensible al género y un mecanismo de evaluación hacen difícil la implementación de tales disposiciones. La política para el desarrollo de las comunicaciones rurales que prevé el establecimiento del Fondo de acceso a las TIC en el medio rural no hace distinciones de género.
La información sobre la intersección entre la VCM y las TIC es aún escasa, aunque hay fuentes y anécdotas nuevas. Tres proyectos de ley relativos a las TIC prestan poca atención a las cuestiones de género en general y no abordan la violencia de género. Recién se están proponiendo leyes sobre ciberdelincuencia. Un ejemplo es el proyecto de ley de uso indebido de la informática que criminaliza la pornografía infantil, pero este hace caso omiso de la pornografía de adultos. La atención se dirige más a la protección de menores que a la violencia contra la mujer.
Recomendaciones
Para la sociedad civil: llevar a cabo acciones de incidencia a favor de las políticas de TIC para asegurar que todas las políticas nacionales relacionadas con las TIC respondan a las necesidades de género; promover el uso estratégico de las TIC para combatir la VCM en las instituciones educativas; forjar una fuerte asociación público-privada en torno a la temática de la VCM; promover el uso de los teléfonos móviles para la realización de denuncias sobre VCM y la prestación de seguridad y servicios; capacitar a activistas en el uso de la tecnología contra la violencia doméstica; realizar una investigación profunda y matizada sobre la conexión entre la VCM y las TIC.
Para el gobierno: apoyar las denuncias, facilitando líneas telefónicas sin cargos; explorar el trabajo conjunto con organismos policiales para rastrear a las personas que utilizan las TIC para perpetuar la VCM asegurando al mismo tiempo que la vigilancia no se utilizará para abusar de la libertad y la privacidad de las mujeres; reconocer que la VCM está enraizada dentro de sistemas sociales más amplios que privilegian a los hombres por sobre las mujeres y establecer formas que habiliten a las mujeres a adquirir las tecnologías que necesitan y poder utilizarlas a su gusto.
Leer el informe (en inglés)
Los sistemas de familia tradicional y extendida pueden proporcionar salvaguardias que garanticen la seguridad de tenencia de las mujeres, pero también pueden amenazar su seguridad personal. Las prácticas culturales incluyen la mutilación genital femenina, el matrimonio precoz, la herencia de la viuda y la apropiación forzosa de la propiedad de viudas y huérfanos/as. La prevalencia de la violencia doméstica se estima en 57% y la violencia sexual en 61%. En la mayoría de los casos la violencia contra la mujer es cometida por su pareja. El 24% de las mujeres dice que su primera relación sexual fue forzada o contra su voluntad. El pago de un precio por la novia, una práctica que sigue siendo muy difundida en Uganda, se utiliza para legitimar la violencia doméstica contra las mujeres. Entre las consecuencias del conflicto militar que se desarrolla en el norte de Uganda está la violación de mujeres, con sus consiguientes daños sociales y sanitarios.
En cuanto a la violencia contra las mujeres y tecnologias de información y comunicación, es posible afirmar que está aumentando la invasión a la privacidad mediante el acecho, la vigilancia y el control de los teléfonos móviles de parte de los cónyuges. Los hombres controlan el uso de los teléfonos móviles de sus mujeres, dan o niegan permiso a sus esposas para cuándo y cómo utilizarlos. El vínculo entre los teléfonos móviles y el asesinato de mujeres no es un incidente aislado. Algunas mujeres han adquirido dos tarjetas SIM para prevenir la violencia doméstica. Este es un signo de empoderamiento de la mujer porque los teléfonos proporcionan un medio para quebrar el control del hombre mediante la apertura de contactos con el mundo exterior. En caso de violencia doméstica, las mujeres utilizan los teléfonos móviles para contactar a la policía. Las organizaciones de mujeres utilizan internet en combinación con televisión, radio, periódicos y otros medios impresos para poner de relieve la violencia contra las mujeres (VCM). Las minorías sexuales tienen presencia en internet para expresar sus preocupaciones y crear conciencia.
Las políticas de tecnologías de información y comunicación (TIC) en Uganda hacen hincapié en el crecimiento impulsado por el sector privado. Esto implica que, en teoría, el gobierno sólo desempeña un papel regulador dejando el desarrollo real de las TIC a las empresas privadas. La Política nacional de TIC contiene disposiciones de género, pero la falta de un control sensible al género y un mecanismo de evaluación hacen difícil la implementación de tales disposiciones. La política para el desarrollo de las comunicaciones rurales que prevé el establecimiento del Fondo de acceso a las TIC en el medio rural no hace distinciones de género.
La información sobre la intersección entre la VCM y las TIC es aún escasa, aunque hay fuentes y anécdotas nuevas. Tres proyectos de ley relativos a las TIC prestan poca atención a las cuestiones de género en general y no abordan la violencia de género. Recién se están proponiendo leyes sobre ciberdelincuencia. Un ejemplo es el proyecto de ley de uso indebido de la informática que criminaliza la pornografía infantil, pero este hace caso omiso de la pornografía de adultos. La atención se dirige más a la protección de menores que a la violencia contra la mujer.
Recomendaciones
Para la sociedad civil: llevar a cabo acciones de incidencia a favor de las políticas de TIC para asegurar que todas las políticas nacionales relacionadas con las TIC respondan a las necesidades de género; promover el uso estratégico de las TIC para combatir la VCM en las instituciones educativas; forjar una fuerte asociación público-privada en torno a la temática de la VCM; promover el uso de los teléfonos móviles para la realización de denuncias sobre VCM y la prestación de seguridad y servicios; capacitar a activistas en el uso de la tecnología contra la violencia doméstica; realizar una investigación profunda y matizada sobre la conexión entre la VCM y las TIC.
Para el gobierno: apoyar las denuncias, facilitando líneas telefónicas sin cargos; explorar el trabajo conjunto con organismos policiales para rastrear a las personas que utilizan las TIC para perpetuar la VCM asegurando al mismo tiempo que la vigilancia no se utilizará para abusar de la libertad y la privacidad de las mujeres; reconocer que la VCM está enraizada dentro de sistemas sociales más amplios que privilegian a los hombres por sobre las mujeres y establecer formas que habiliten a las mujeres a adquirir las tecnologías que necesitan y poder utilizarlas a su gusto.
Leer el informe (en inglés)
Publication date
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2009
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