La experiencia de investigar y revisar los temas de sexualidad en internet fue algo muy importante para mí y para la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM). Personalmente siempre trabajé, estudié, investigué y escribí sobre la sexualidad, especialmente de mujeres desde la niñez hasta la vejez, pero en relación al impacto en sus vidas y en su reproducción. Nunca antes había explorado personalmente la intersección entre la forma de comunicación habilitada por internet y la sexualidad, cómo realmente esto importa, afecta e impacta en la vida de las mujeres.
El estudio nos permitió descubrir un mundo que las personas de todas las edades, opciones e identidades sexuales incorporan y usan pero sobre el cual pocas veces se detienen a reflexionar. Internet abre puertas y perspectivas que antes no podíamos imaginar. Permite comunicarse sin límites con personas de distintos lugares del mundo, evitando los problemas de llegar a nuestros/as iguales con controles y evadiendo distancias y otras limitaciones.
Fue muy interesante descubrir que grupos de mujeres lesbianas y/o bisexuales ahora pueden comunicarse, ubicarse e intercambiar sin tener que dar cuenta a otras personas. La “privacidad” que internet permite fue considerada muy positiva en estos casos y como algo que todas quieren conservar. También en otros casos la privacidad fue valorada, por ejemplo entre mujeres adultas que reconocen que lo que no se animan a hacer en la vida real lo hacen a través de internet, lo que les da placer y las libera, como mostrarse y adoptar poses especialmente atractivas y eróticas. La posibilidad de mostrarse ante muchas personas, a través del envío de fotos en las que aparecen desnudas o en actividades y poses eróticas muy especiales, en muchos casos fue reconocido y es en general reconocido en la bibliografía como un riesgo. Se mencionaron muchos ejemplos de cómo se produjeron abusos, violaciones y otros problemas - incluso desapariciones -, especialmente contra mujeres adolescentes, jóvenes y también de otras edades. Si bien los varones también tienen riesgos, las mujeres los padecen con mayor frecuencia.
Un problema que registramos fue la falta de reglas y de claridad en la calificación por ejemplo de pornografía o de términos similares por parte de los servidores de internet. A esta diversidad de sentidos otorgadas a algunas palabras, se agrega la falta de precisión de las restricciones para el uso, por ejemplo en el caso de los/as menores. Estas en general son fácilmente eludidas ya que la decisión la adopta el usuario o usuaria y si quien decide es menor y no existen mecanismos de reaseguro, esto constituye un problema reiterado que permite abusos, violaciones e incluso desaparición de personas, especialmente menores de edad. El sex-ting es una forma de intercambio muy difundida en todo el mundo que registra múltiples antecedentes de favorecer y permitir los mencionados abusos y violaciones.
Para evitar abusos a través de restricciones y limitaciones, quedó claro que todos/as prefieren mecanismos que no limitar el derecho a la información, un derecho humano básico. El desafío pasaría entonces por cómo sensibilizar y concientizar a las mujeres usuarias de internet de que este es un espacio público difícil y a veces imposible de controlar por una misma, al que se llega fácilmente pero que es totalmente incontrolable respecto a la cantidad de personas a las que puede llegar y a veces es muy difícil evitar que se convierta en un atentado a la privacidad. Por eso la solución no es no usarlo sino hacerlo con ciertos cuidados.
El mundo de las feministas no es aún un mundo en el que este tema se haya incorporado ni asumido. Todavía es algo limitado a pocas, por lo tanto es desconocido para la mayoría. Este no es un ámbito de militancia ampliamente utilizado por nosotras feministas militantes. Si bien nos ocupamos de atender al modelo de mujer que se promueve en los medios de comunicación, en los libros escolares, en la vida cotidiana, entre otros ámbitos, no lo exploramos en internet.
Tampoco es motivo de estudio o preocupación de nuestro colectivo cómo internet se usa y constituye como un instrumento muy efectivo de difundir el concepto de “mujer objeto” de placer para los otros; o de que incluso muchas que en la vida real se niegan y rechazan esto, en internet lo usan y hasta refieren sentir placer por ello. El envío de fotos como formas de descalificar y de violar el derecho a decidir que toda mujer debe tener también debería ser motivo de preocupación, atención y lucha de las mujeres feministas pero parece que no lo vemos.
Es por ello que a mí personalmente y al grupo del FEIM esta investigación nos permitió entender la importancia y la necesidad de incorporar este tema en nuestra tarea militante de la defensa de los derechos de las mujeres y, salvaguardando el derecho a la libertad de expresión y de acceso a la información, luchar por evitar estas distorsiones que atentan contra el modelo de mujeres y la equidad de genero que defendemos y que es nuestro motivo de ser como institución.
Espero que esta publicación les permita a otras feministas entender esto y empezar a incorporar este tema en su militancia. Pero también reconozco que debemos incorporarlo como tema de discusión y de interés entre nosotras. Por eso asumo la parte que personal e institucionalmente me toca y espero que vayamos sumando voluntades y logremos ser muchas las que lo militamos ¡vale la pena!
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