Internet es un campo minado. Sin embargo, la experiencia de esquivar bombas de mensajes de odio no es el desarrollo inevitable de la Red. Para que los espacios virtuales se vuelvan espacios irrespirables existen esfuerzos sistemáticos y coordinados. La narrativa central es que las mujeres y personas LGBTIQ+ no encajan en la vida pública y que por eso deben ser excluidas.
Internet es este ambiente en llamas que vivimos hoy; el tono agresivo que tiene es llamativo en distintos lugares del mundo y exige nuevas formas de atender al fenómeno. Es un hecho que, de manera progresiva pero creciente, manifestaciones como la violencia institucional, así como el acoso político, impactan no solo en las mujeres con voz y presencia en la arena pública sino también de forma muy acentuada en las personas LGBTIQ+ que participan en política.
La afirmación de que internet se está volviendo un arma para el ataque dirigido a ciertos grupos, especialmente hacia las mujeres, es el foco del estudio de la organización inglesa Demos en su estudio Engendering Hate: The contours of state-aligned gendered disinformation online (autoría de Ellen Judson, Asli Atay, Alex Krasodomski-Jones, Rose Lasko-Skinner, Josh Smith, disponible aquí en español). El estudio se dedica a analizar las diferentes estrategias y tácticas usadas por actores vinculados a los Estados (y otros no alineados) cuyo esfuerzo es convertir de manera sistemática a los espacios en línea en armas para excluir a las mujeres líderes y socavar el papel de quienes son activas en la vida pública.
Una de las tácticas más importantes para diseminar bombas en esa trinchera que es internet, señalan, es usar tácticas desinformativas. Y, además de señalar las tácticas ponen el acento en la intencionalidad política. Es decir que no podemos seguir hablando de trolls ingenuos u odiadores casuales, si no más bien de una trama de agentes vinculados directamente con el poder hegemónico. Por eso la urgencia de señalar e intentar hacer inteligible su modus operandi.
No podemos seguir hablando de trolls ingenuos u odiadores casuales, si no más bien de una trama de agentes vinculados directamente con el poder hegemónico.
Se trata entonces de un tipo de táctica muy específica: crear, compartir y diseminar contenido destinado a desacreditar a aquellas personas que disputan con sus voces, corporalidades y presencias el espacio público y así minar los espacios de estas nuevas presencias que cambian el tablero y obligan a re-inventar las reglas. Destacan que estas estrategias se da a través de batallas narrativas generizadas con objetivos concretos y de naturaleza política, social y/o económica.
“Te vamos a golpear hasta que te vuelvas hombre”. “Si no renuncias te vamos a matar”. De ese tenor son algunas de las amenazas que están recibiendo las legisladoras trans en Brasil. Por nombrar una, Erika Hilton es una de las legisladoras más votadas de San Pablo, con mayores amenazas relacionadas a su identidad de género. Lo vemos en Argentina con el caso de la diputada argentina más joven del país, Ofelia Fernández atacada por trolls que la acosan en Twitter.
En Chile, Irací Hassler Jacob, la alcaldesa electa por la capital, economista, concejala comunista, feminista y declarada pro-abortista también es objeto de asedio permanente. Sin intención de nombrar a todes, destacamos que el proceso de discusión para una nueva Constitución nacional chilena también está siendo aprovechado por los ataques organizados de trolls hegemónicos con la intención de acallar voces disidentes, como Coni Valdes, abogada y activista en representación de la lucha de las disidencias sexuales en ese país, enfrentando acusaciones constantes. En Colombia los ataques a María José Pizarro también son parte de los obstáculos diarios que tiene que enfrentar por sus posicionamientos relacionados con derechos sexuales y reproductivos, entre otros.
Las premisas del informe proveniente del Reino Unido se enlazan también con un relevamiento realizado en Argentina, publicado por el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género ELA (2020), que si bien se dedicó a relevar las agresiones cometidas hacia mujeres y personas LGBTIQ+ en la política durante 2019, colocaba una reflexión acerca de que las violencias en los espacios digitales sancionan todo lo que escapa / no se corresponde a la “norma”, usando las comillas que refieren a las reglas del mundo patriarcal.
Las conclusiones de estos informes ponen el acento en que la violencia machista en internet adopta su función disciplinadora y normativizante, propiciada por algunas características de estas plataformas como las posibilidades de las cuentas falsas (bots y trolls creados para fines de agresión) y las acciones de ataques coordinados, entre otras.
Uno de los principales objetivos de la violencia es aleccionar a quiénes históricamente han sido atacades por querer ocupar un espacio en la arena política. La política e internet deben ser, para esta agenda, espacios invivibles y sofocantes para mujeres y no binaries.
La política e internet deben ser, para esta agenda, espacios invivibles y sofocantes para mujeres y no binaries.
Tácticas para llenar internet de caca
El estudio Engendering Hate complementa los análisis y agrega piezas para armar el rompecabezas de las violencias digitales dirigidas a socavar nuestras presencias en línea. Sus aportes son cruciales, pues buscan dar forma o contorno al modo en que actúan los agentes políticos (muchas veces alineados con los propios Estados, otras veces alineados con intereses corporativos internacionales) en su objetivo de enterrar la participación plural en internet.
Las estrategias desinformativas que divulgan actores alineados con los Estados, relacionados muchas veces con los call centers o granjas de bots
Regla 1: Convencer de que las mujeres son intrincadas: no encajan en la política.Original: Convince others that women are devious: they are not fit for politics
La narrativa central de esta estrategia desinformativa generizada es que las mujeres no encajan en la política y por eso deben ser excluidas. La estratagema que desarrollan de manera frecuente se da alrededor de un personaje presentado a través de desinformación que desvirtúa los dichos o propuestas de esa persona, intentando señalar que las mujeres no son confiables, tienen un carácter falso y por tanto sus intenciones son engañosas. Para hacer efectiva esta estrategia hacen uso de noticias falsas. Las mujeres periodistas son acusadas de desviar la información o de ser ellas las propias creadoras de las noticias falsas, fundadas en significados dudosos o corruptos. Las mujeres políticas son señaladas como mentirosas sobre sus iniciativas y principios políticos. También la traición y la deslealtad aparecen como uno de los temas principales.
Regla 2: Denunciar a las mujeres como no aptas (directamente estúpidas) para la vida pública.Original: Denounce women as too stupid for public life
A través de una mezcla de pseudociencia, humor rancio y abuso generalizado, plantan las bases de la supuesta estupidez de las mujeres como tema regular en la desinformación generizada, que sobresale en las bases de datos analizadas en este estudio. En un continuum histórico desde Aristóteles, que consideraba a las mujeres como inferiores y por lo tanto, con menos autoridad para gobernar, siglos más tarde los líderes populistas alrededor del mundo machacan con los mismos tropos, en particular cuando se cuestiona y desafía la hegemonía masculina política. A modo de grandes ejemplos: las campañas difamatorias de Donald Trump y Matteo Salvini. Jair Bolsonaro contra las luchas de movimientos de mujeres y LGBTIQ+. Al mismo tiempo, cualquier paso en falso que las mujeres den es instantáneamente resaltado y no se olvida fácilmente.
Regla 3: El miedo cancela la capacidad de respuesta.Original: Make women afraid to talk back
El estudio muestra las diferentes tácticas que usan los atacantes para desmerecer los argumentos esgrimidos por las mujeres para defenderse de las acusaciones, en especial por parte de las periodistas, políticas y celebridades. Destacan para Twitter la existencia de un loop: cuantas más mujeres se decidan a contestar y defenderse ante los atacantes desinformativos, más abuso recibirán.
Regla 4: Alabar a las mujeres cuando son sexies y condenarlas por ser sexuales.Original: Praise women for being sexy, condemn them for being sexual
Esto se relaciona con la distorsión sexualizada que es común en las campañas de desinformación en contra de las mujeres. Se orquesta con el uso de imágenes falsas o la creación de deep fakes
Regla 5: Mostrar a las audiencias que, como en los cuentos de hadas, los hombres fuertes van a salvarnosOriginal: Show everyone that the strong men will save them
En un retorno dicursivo al pasado, aparece la figura del hombre, cercano a la imagen primitiva de hombre salvaje y cazador (Vladimir Putin montado a un oso, Jair Bolsonaro conduciendo su moto sin casco en medio de una avenida, por solo mencionar algunos), el macho salvador en momentos de crisis. Mientras las estrategias discursivas anteriores circulan en forma de memes, las mujeres y personas no binarias son tratadas de forma condescendiente o son duramente atacadas a razón de sus identidades y sus actuaciones públicas.
Regla 6: Demonizar los valores que las mujeres sostienenOriginal: Demonise the values women hold
Los argumentos antiderechos crean una amalgama de la política de izquierdas y la política feminista y esta argamasa se vuelve un rasgo central de la desinformación de género que identifica esta investigación. Al aludir a los dos de modo indiferenciado, los gobiernos conservadores o de derechas presentan al feminismo como antigubernamental y opositor. En este sentido, cualquiera con visiones políticas opuestas a los regímenes actuales más conservadores, particularmente quienes tengan visiones relacionadas con la emancipación de las mujeres, serán señaladas como ilegítimas, desagradables y peligrosas.
De tan histéricas, históricas
El cambio no va a detenerse y los movimientos de mujeres y grupos LGBTIQ+ no son ni serán víctimas pasivas de la desinformación y el ataque generizado. Es necesario pensar nuevas estrategias de ocupación de internet. Las GAFAM nunca serán nuestras aliadas: vemos cada día mas ataques y, a la vez, mayor sofisticación en las armas pensadas para acallarnos, proveniente de alianzas globales de la derecha conservadora mundial.
Si bien es innegable la creatividad de los movimientos trans-feministas es internet para burlar los estereotipos y las normas, así como exponer los comentarios de odio, hay que llamar la atención sobre la desinformación generalizada, entender sus causas y targets. No obstante, la capacidad de responder de manera original y organizada no debe olvidar los daños que los ataques causan en personas y trayectorias.
Las redes de solidaridad y acuerpamiento tienen que fortalecerse en un horizonte fragmentado desde el comienzo de la crisis sanitaria. La reflexión del informe de Demos nos recuerda que la desinformación generizada en línea no ocurre en un vacío. Tenemos que contextualizar con nuestro ecosistema de medios de comunicación: qué se dice en la tele, cuáles son las reglas comunitarias y los modelos de negocios de las redes sociales comerciales que usamos y qué mensajes cargan los memes de mayor circulación. Entender las reglas de los algoritmos que premian la popularidad en cada plataforma, y comprender a qué burbuja de opinión favorecen y en qué momento.
Las personas atacadas mal pueden lidiar con el problema por sí solas, comentario por comentario, sobre una base sistemática de la desinformación generizada. Seguir transitando ese campo minado como un destino inevitable es colocar una injusta carga sobre las víctimas quienes, no sólo están siendo identificadas y atacadas, sino que también deben bloquear o responder de manera inteligente, al tiempo que aplican estrategias de autodefensa ante las tormentas de desinformación generizadas.
Las personas atacadas mal pueden lidiar con el problema por sí solas, comentario por comentario, sobre una base sistemática de la desinformación generizada.
Los desafíos de los enormes daños que atestiguamos causados por estos actores alineados con los poderes de turno o con grupos poderosos transnacionales, obligan a que las personas responsables por la interacción en redes sociales comerciales de internet, así como quienes legislan, y la sociedad civil en su conjunto, reconozcan que esta información generizada existe y es violencia de género en línea.
Este tipo de violencia requiere también de respuestas específicas. La actualización constante de los términos de servicio y los mecanismos de reporte para que realmente sean asequibles y transparentes es una. Por otro lado, seguir entendiendo la efectividad de la desinformación como práctica política. La desinformación toma muchas formas y, como vemos, es perpetuada por muchos actores diferentes.
La única forma de desactivar las minas del campo de batalla es la toma de conciencia y el entendimiento de cómo los espacios virtuales están siendo manipulados para generar mayor polarización. La vía hacia los espacios que queremos transitar, priorizando la participación no violenta solo pueden ser creados por nosotres, con tomas de decisión e infraestructura autónomas.
La vía hacia los espacios que queremos transitar, priorizando la participación no violenta solo pueden ser creados por nosotres, con tomas de decisión e infraestructura autónomas.
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