Cuando creemos que vivimos en un mundo donde las mujeres gozan de libertades personales y han logrado conquistas inigualables en derechos a lo largo de los siglos (especialmente este último), la realidad vuelve a darnos un cachetazo. Todavía falta mucho, mucho camino por recorrer.
Nadie niega lo ganado, pero con un dedo no podemos tapar el sol. Podríamos pensar que hay situaciones que no alcanzan a alguien con tanta fama o reconocimiento como Britney Spears. Pero inclusive tratándose de mujeres con privilegios y dentro de un espacio como Estados Unidos, allí y en cualquier lugar del mundo, las mujeres siguen siendo cautivas del patriarcado.
Muchos fueron quienes se sorprendieron con la situación de Britney Spiers gracias al primer documental sobre la cantante, Framing Britney Spears realizado por Hulu, que ya mostraba las condiciones en las que vivía la cantante. Enseguida comenzó a circular el hashtag #FreeBritney y más tarde la BBC, a raíz del éxito que tuvo el documental de Hulu – no con la idea de “ayudarla” – lanzó el propio. Para entonces, el movimiento Free Britney ya se había instalado. Ahora también Netflix prepara su documental (pero en este caso ni Britney ni su familia decidieron participar). En realidad, la artista, cuando comenzaron a lanzarse los documentales sobre ella, no tuvo una visión muy positiva al respecto. Decía esto en su Instagram: "Tantos documentales sobre mí este año con las opiniones de otras personas sobre mi vida. Qué puedo decir… ¡¡¡Me siento profundamente halagada!!! Estos documentales son tan hipócritas… critican a los medios y luego hacen lo mismo".
Pero a medida que fue creciendo la popularidad del fenómeno, ella misma agradeció a los fans y terminó utilizando el hashtag. Este hashtag fue muy interesante, sin precedentes prácticamente en la historia de las redes sociales. La situación en la que se encuentra la cantante pop, que para muchas y muchos fue una inspiración en los años 90 y 2000, sorprendió, conmovió, llegando a lugares dónde probablemente su música todavía no lo ha hecho.
La situación en la que se encuentra la cantante pop, que para muchas y muchos fue una inspiración en los años 90 y 2000, sorprendió, conmovió, llegando a lugares dónde probablemente su música todavía no lo ha hecho.
Afortunadamente, gracias al rechazo tajante de la sociedad, Britney pudo comenzar a lograr cambios en el penoso estilo de vida que lleva desde hace más de trece años: pudo declarar por primera vez frente a un tribunal lo que vive bajo la tutela de su padre (y familia en general), así como también consiguió que le permitieran tener un abogado de su elección. Pero elegir un abogado, algo que se puede suponer como lo más básico, recién lo logró conseguir gracias al hashtag, que ella inclusive utilizó, en un emotivo mensaje que dejó en su Instagram (cuenta que, por primera vez, maneja ella).
Hoy en día, el padre de Britney ha abandonado la tutela y se aguarda un nuevo tutor legal, ya que a pesar de sus declaraciones, la justicia determinó que la cantante debe seguir bajo el sistema conocido como conservatorship, o al menos así lo ha declarado recientemente la jueza Brenda Penny.
Pero recordemos algunas de las situaciones por las que está pasando en este momento, a sus 39 años, una mujer que vive en Estados Unidos, hegemónica y que gana fortunas al año. Pero no se queda ella con el dinero, ni lo administra. "Intentaban matarme" dijo refiriéndose a un incidente que tuvo lugar en 2019, cuando el hijo mayor de Britney, Sean Preston (de 13 años en aquel momento) discutió con su abuelo, que y tuvo un enfrentamiento físico tras el cual, Kevin Federline, padre del niño, lo denunció y consiguió hasta una orden de alejamiento. Quiero poder casarme y tener un bebé. Tengo un DIU dentro de mí para no quedar embarazada, pero (mi equipo) no quiere que tenga más hijos". "Mi papá y cualquier persona involucrada en esta tutela, incluida mi gerencia… deberían estar en la cárcel"
Las declaraciones duraron horas, pero inclusive a pesar de eso lo único que pudo decidir la cantante fue no dar más shows mientras siga bajo este sistema, y seguramente por eso el padre decidió abandonar la tutela.
La cantante vive bajo un sistema de tutela que no es muy inusual. Varias mujeres lo viven directa o indirectamente a lo largo y ancho del mundo. Mayormente se da en familias patriarcales, no necesariamente impulsadas por la religión, sino por una cuestión cultural que ha sido naturalizada con el correr de los años y que, en el Estado de California simplemente tiene una carátula legal.
¿Por qué nos sirve repasar lo que le sucede a Britney? Porque es simplemente UN ejemplo de lo que sufren las mujeres oprimidas en cualquier lugar del mundo. Ella tiene el beneficio de ser una persona conocida para que se pueda visibilizar su caso. ¿Pero qué pasa con el resto, esas mujeres sufriendo día a día lo mismo que la cantante o cosas peores, sin la posibilidad de tener un abogado, ya que la misma naturalización, en los contextos sociales que habitan, habilita esta opresión? ¿Qué sucede con ellas?
¿Por qué nos sirve repasar lo que le sucede a Britney? Porque es simplemente UN ejemplo de lo que sufren las mujeres oprimidas en cualquier lugar del mundo. Ella tiene el beneficio de ser una persona conocida para que se pueda visibilizar su caso.
Recientemente, se conoció la situación de las pupilas del Opus Dei en la Argentina, que fue comparada, nada más ni nada menos con Los cuentos de la criada. La periodista Paula Bistagnino lleva más de diez años investigando esta causa.
El Opus Dei argentino maneja 17 asociaciones civiles de gran influencia en los ámbitos religioso, cultural, educativo y político. Su emprendimiento más monumental es la Universidad Austral, orientada a la formación de las clases más acomodadas del país, que depende de la Asociación Civil de Estudios Superiores (ACES), cuya sede principal se ubica en su campus de Pilar, en un predio donado por Gregorio Pérez Companc, uno de sus más conspicuos miembros.
Bistagnino dio a conocer una gravísima denuncia sobre la situación de 43 mujeres que fueron esclavizadas por el Opus Dei. "En las décadas de los 70, 80, 90 –y hoy me permito la duda de hasta qué punto no–, eran captadas entre los 14 y 15 años, y les decían que no les dijeran nada a sus familias. El hecho de que 43 mujeres públicamente den a conocer su denuncia contra el Opus Dei revela mucho de lo que hasta ahora no conocíamos".
Se trata de mujeres de clase trabajadora que denuncian haber sido reclutadas bajo engaños por la organización católica para convertirlas en sirvientas de por vida. No percibían salario alguno y se les impedía formar sus propias familias, ya que debían servir a miembros laicos del Opus Dei con formación profesional. En las instalaciones de la institución vivían separadas por género y debían renunciar a todo.
La pregunta que surge, inevitablemente, luego de leer el caso de Britney o de las esclavas del Opus Dei, ambas situaciones viralizadas en las redes es… ¿Y ahora qué? Si sabemos el poder que nos dan las redes sociales, los hashtags y la utilización adecuada de estos medios ¿No es momento de comenzar a realizar acciones colectivas, para que una investigación no tarde diez años en salir a la luz, sino unos pocos meses, como el caso de Britney?
¿No es momento de comenzar a realizar acciones colectivas, para que una investigación no tarde diez años en salir a la luz, sino unos pocos meses, como el caso de Britney?
Deberíamos empezar a preguntarnos, como mujeres, como colectivo de género, cuáles son los próximos pasos, y qué libertades podemos conseguir si nos unimos para liberarnos, a todas.
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