Habitamos en un mundo datificado en el cual aún no todas tenemos control sobre nuestros datos. Éstos parecen estar aún en pocas manos que saben recolectarlos, amasarlos, ordenarlos y luego hacerlos digeribles en forma de infografías, indicadores y coloridas tortas estadísticas. El saber sobre los datos es un campo de batalla, por eso en esta nota reflexionamos acerca de las posibilidades que nos da el mapeo y la indexación de la violencia de género desde perspectivas de base social, también conoceremos proyectos de indexación por parte instituciones y gobiernos.
El trabajo con datos, plataformas e indicadores requiere de una alfabetización técnica específica pero también de la capacidad de hacer preguntas clave a los datos. Por tanto, un acercamiento feminista a las bases de datos nos obliga a pensar y comprender qué es lo que un conjunto de datos X intenta representar. Para esto debemos priorizar el entendimiento del contexto, quién y de qué manera se generaron dichos datos. Preguntarnos, por ejemplo: ¿cuál es el trabajo detrás de escena y bajo qué condiciones se produjo esta visualización? Preguntas de esta índole nos obligan a darle importancia a los posibles errores presentes en las recolecciones de datos, así como en las partes del fenómeno que el propio recorte obliga a omitir.
Uno de los aportes más relevantes sobre trabajo con bases de datos desde una perspectiva feminista lo aporta la investigadora Catherine D’Inazio (@kanarinka): “Una manera de resituar la visualización de datos es desestabilizarla al hacer posible el disenso. ¿Cómo podemos idear formas en las que una audiencia pueda ‘responderle’ a los datos? ¿Para cuestionar los hechos que presenta? ¿Para presentar visiones y realidades alternativas? ¿Para combatir y socavar principios básicos de la existencia y recolección de esos datos?”. Son cuestionamientos que colaboran en horadar las verdades cerradas que las cifras y las estadísticas en visualizaciones e infografías nos imponen.
Feministas, comunicadoras, activistas nos inmiscuimos en la encrucijada de identificar sistemas de registro disponibles, recolectar sistemas de diseminación de datos y decodificación de los mismos. Comprometerse en esta labor desde un conocimiento situado, como señala Haraway, significa proponernos avanzar en el conocimiento desde una epistemología feminista, esto es: proponer que los problemas sean abordados desde posicionamientos específicos, explicitando nuestro lugar político e intencionalidad al hacer ciencia y construir estadísticas.
A continuación, analizamos algunos ejemplos de trabajos de colecta, registro y mapeo de datos vinculados a los feminicidios realizados por las propias activistas feministas en la región
Feministas, comunicadoras, activistas nos inmiscuimos en la encrucijada de identificar sistemas de registro disponibles, recolectar sistemas de diseminación de datos y decodificación de los mismos.
Cartografías de la violencia
En tiempos de internet y vacíos institucionales que nos dejan heladas ante las violencias que enfrentamos día a día, hay una escena común: dos activistas que se encuentran en un marcha e indignadas resuelven dedicar sus tiempos libres a inventar un modo rápido y urgente de registrar la violencia en sus territorios.
Así surgen muchas de los mapeos que comentaremos en esta sección: de la indignación mezclada con la precarización laboral y el “hazlo-tu-misma” que provoca la inacción de los gobiernos frente a los feminicidios de cada día.
Feminicidio Uruguay es una plataforma auto-gestionada por dos activistas uruguayas, en sus páginas se define repetidas veces el término feminicidios, como si hubiera que remarcar a fuego a qué se refieren y a la importancia de su violenta cotidianidad. Feminicidio: “muertes violentas de mujeres por razones de género. Mujeres de distintas partes del país, de distintas edades, con distintas historias y planes de vida. Mujeres que hoy no están aquí”.
La comunicadora social Helena Suárez Val, con la colaboración de Yoselin Machin Castro, explican en el sitio el valor subjetivo y político de dicho registro: “El mapa interactivo y la base de datos comprenden un registro no oficial, y seguramente incompleto, de casos de feminicidio ocurridos en Uruguay desde 2015. Es una imperfecta herramienta de denuncia y visibilidad. Se actualiza, con dolor y rabia, con cada nuevo caso reportado en los medios o a través de amistades o familiares”.
En el norte del continente se destaca el trabajo que realiza la activista mexicana María Salguero en el sitio de geolocalización de feminicidios Yo Te Nombro desde hace dos años y medio, recopilando los asesinatos de mujeres en un mapa interactivo, que ella misma actualiza todos los días con base en noticias de periódicos de conocidos como prensa amarilla o “roja” según el país.
El mapa que lleva adelante Salguero no solo recopila las muertes violentas de mujeres, si no que también desglosa las muertes por categorías: rango de edad, relación de la víctima con el feminicida, estatus del o los feminicidas, modo en que fueron asesinadas y escenario del crimen, además de datos como la tipificación de feminicidio en cada caso, hijos en orfandad o identidad por confirmar. Resultan excelentes aportes las categorías Transfeminicidios, Feminicida conocido en redes, Relación del feminicida con la víctima, entre otras.
Otra vez en el sur y cerca de los Andes desde Bolivia la plataforma abierta Cuántas Más ofrece un extenso y detallado monitoreo a partir de un levantamiento de datos sobre los casos de feminicidio en Bolivia, desde su tipificación como delito con la Ley 348 en marzo de 2013, esta recolección de datos es publicada como base abierta a todo público interesado.
Ida Luna, investigadora social feminista enraizada en Cochabamba, señala que no todos los países tipifican el feminicidio de igual manera y, por tanto, abrir espacios de debates entre colectivas y personas que están mapeando los feminicidios es de suma importancia por que ayuda a observar los vacíos legales. Resalta también la importancia de estos análisis en la efectiva aplicación de las leyes “En Latinoamerica en los últimos diez años ha habido aprobación de leyes con perspectiva de género muy importantes. Entre los logros está el haber colocado el tema de los feminicidios en un lugar central”.
Abrir espacios de debates entre colectivas y personas que están mapeando los feminicidios es de suma importancia por que ayuda a observar los vacíos legales
La plataforma Cuántas Más comunica de manera efectiva los datos, así como las interpretaciones posibles a las que esta colectiva arriba. Luna reflexiona acerca de la complejidad de cada contexto que es fundamental para exprimir a los datos en la búsqueda de significados. “Cuando empiezas a dar seguimiento a los casos de feminicidios te das cuenta de las recurrencias, por ejemplo: el mayor índice de casos de feminicidios nos dice que el peligro está en la casa propia. Eso es algo que cualquier persona que trabaja en temas de género sabe, pero no todo el mundo conoce este rasgo”.
“Creo que habría que trabajar campañas y dejar de normalizar la violencia que sufrimos en casa porque puede terminar en feminicidio”, agrega Luna. “En Bolivia el caso de los asesinos que se suicidan después de un crimen de esta naturaleza es muy alto y es un tema que no hemos podido abordar porque no sabíamos cómo. Lo hemos dejado ahí porque estamos repensando cómo seguir el proyecto pero hay datos que realmente necesitan buscar gente experta que nos explique qué es lo que está pasando. Cuando comenzamos a rascar más profundo, al superar el momento del hallazgo del cadáver en un feminicidio, podemos darnos cuenta de muchas violencias que la sociedad no habla. Que deberíamos hablarlas y pensarlas, por que los y las más jóvenes pagan las facturas de lo que no queremos hablar. Es muy duro”.
Iniciativas oficiales presentadas en #IODC18 y #AbreLatam
Según datos recogidos inicialmente por la CEPAL en 2014, por lo menos 12 mujeres mueren diariamente en América latina en incidentes relacionados con su género. En particular, los femicidios son uno de los principales problemas a nivel de número y de impacto sobre familias y comunidades, con el agravante de la falta de estándares sobre cómo registrar estos crímenes para hacerlos visibles y, consecuentemente, diseñar políticas públicas orientadas a prevenir, entender y, eventualmente, actuar sobre los fenómenos de violencia contra las mujeres y personas que se autoperciben como tales.
En el marco de la conferencia IODC (International Open Data Conference) que tuvo lugar en Buenos Aires, Argentina, durante septiembre, se presentaron proyectos vinculados al registro de femicidios desde instancias de gobierno, así como desde organizaciones de la sociedad civil. Tanto es así que se presentaron los esfuerzos reunidos para la elaboración de un estándar de datos de sobre femicidios que permita mejorar la recolección, distribución y publicación de los datos asociados a femicidios.
La iniciativa encabezada por ILDA, Iniciativa Latinoamericana por los Datos Abiertos, con el apoyo de la Fundación Avina, el Centro de Investigación para el Desarrollo de Canadá (IDRC, por sus siglas en inglés) y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Argentina. El objetivo es brindar una herramienta para profundizar el debate sobre el fenómeno de los feminicidios, así como permitir acciones de visibilización y diseño de políticas que atiendan este problema, con la participación informada de la sociedad.
El programa de género, datos y seguridad que lidera ILDA busca explorar de qué forma la interacción entre las herramientas de tecnología cívica y el uso de los datos abiertos por parte de gobiernos y organizaciones sociales puede aportar a prevenir, entender y actuar sobre los fenómenos de violencia de género.
“La relevancia del marco social es clave para entender a los feminicidios en toda su complejidad: es importante que las personas que están mapeando los feminicidios nos cuenten más de sus contextos”.
Cabe recordar el proyecto Argentina Cuenta La Violencia Machista como antecedente de auto-organización y gestión de los datos a través de una encuesta difundida por la colectiva argentina Ni Una Menos mediante diversos soportes en internet en 2016 a partir de la cual se buscó construir una herramienta de sensibilización y difusión del problema de la violencia machista en la Argentina.
Para Ida Luna hay la relevancia del marco social es clave para entender a los feminicidios en toda su complejidad: “Es importante que las personas que están mapeando los feminicidios nos cuenten más de sus contextos. Por ejemplo, hay un contexto completamente distinto la manera en que se da seguimiento en un país federado como Brasil a que un país que no es federado como Bolivia. En nuestro país, por ejemplo, la ley 348 se aplica en las nueve ciudades. Creo que es central que las personas que estudiamos estos casos nos detengamos en los contextos. Como dice Rita Segato ‘Ver la relación del agresor con la agredida’. Es distinta la agresión a mujeres en zonas de frontera de las agresiones a mujeres en lugares que no son fronterizos y que no tienen presencia de pandillas, o que viven otro tipo de guerras”.
Por último, la organización DataSketch con base en Colombia realizó un informe especial sobre datos vinculados a violencia contra la mujer en ese país y presentó una visualización de feminicidios de los últimos 5 años en América Latina con el especial "Mujeres Sobrevivientes" sobre feminicidios y otras formas de violencia no fatales en Colombia. Dio lugar prioritario a las caras, los nombres y las voces de las mujeres. Sus contextos y sus historias siguen siendo centrales en nuestra vida datificada.
Responses to this post
Me sorprende que en un artículo como este no aparezca el trabajo de feminicidio.net
Muchas gracias por la mención en el artículo y por el aporte de otras iniciativas con las que conectar.
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