Tal es la vida en el segundo Foro de Gobernanza de Internet. Y dejame decirte que vale la pena. Uno de los 97 talleres desarrollandose aquí en Rio se llamó “Content regulation and the duty of states to protect fundamental rights” (Regulación de contenidos y el deber de los estados de proteger los derechos fundamentales), traído por el programa de mujeres de APC, el PARM de APC para todos/as ustedes, amantes de las siglas.
¿Los estados deberían regular el contenido en internet? ¿Qué contenido es aceptable en línea, qué contenido no lo es? – esas fueron dos de las muchas cuestiones que pusieron su atención sobre si el contenido debería o no ser regulado o solo dejado para que las personas filtren en sus propios términos.
¿Contenido dañino es lo mismo que contenido ilegal?
Uno de los panelistas, Matthias Traimer del Consejo de Europa, insistió en la diferenciación entre contenido ilegal por un lado, y contenido dañino por el otro. “La mayoría de los talleres a los que he asistido aquí en el FGI hablan de estos diferentes tipos de contenidos sin percatarse de que hacen referencia a una serie de leyes y regulaciones totalmente distintas”, señaló el abogado.
“El contenido dañino es un desafío político”, añadió. ¿Y quién no acordaría con eso? ¿Cómo la pornografía, los contenidos violentos u otros tipos de contenidos sexuales pueden ser filtrados o controlados cuando actúan en detrimento de las poblaciones vulnerables?
Otra expositora, Adrianna Veloso, una periodista brasilera y productora de video, jugó a ser la provocadora, desafiando lo que Traimer decía. Desde la "perspectiva de una usuaria final”, según hacía referencia a si misma, reencauzó el debate sobre el concepto de libertad de expresión. “La prohibición de las drogas aquí en Brasil”, argumentó, “ha conducido a la violencia y a la corrupción”. Acercando esto a la pornografía, ella insiste: “Siempre ha estado ahí. Internet solo acelera su diseminación, es una intermediaria”, argumentando a favor de la no regulación y la no filtración de contenidos por nada remotamente cercano al estado.
Resultó interesante la comparación de Veloso entre contenido sexualmente explícito online y la disponibilidad de drogas en las calles de Rio, argumentando que la regulación de contenidos ensancha la brecha digital que ya existe, citando los programas gubernamentales de “arriba para abajo” en inclusión digital. “Telecentros, infocentros, hotspots, todos estos son instalados por el gobierno. Allí, las personas no pueden acceder a pornografía, "y esto contribuye al hecho de que muchas personas no se comprometan con la tecnología", afirma. “Por supuesto, hay un contenido dañino ahí afuera pero queda en manos de los observadores decidir qué hacer con eso”.
Siempre va a estar la cuestión de la libertad de expresión y estarías en aprietos si debieras encontrar a alguien rechazando este concepto de derecho humano clave. ¿Pero el estado no debería intervenir cuando algún contenido es dañino? “Si, debería”, dijo Traimer. Y hay más. “No siempre significa una intervención de arriba hacia abajo”, especifica.
El profesor de leyes constitucionales cree en un estado activo. “No es posible encontrar un concepto uniforme de moral”. Pero Traimer cree que dando una buena mirada a los tipos de contenidos, sería factible definir una serie de criterios que harían un buen trabajo al definir qué es contenido dañino.
Chat Ramilo, coordinadora del PARM de APC, aceptó la invitación de Traimer al mundo del criterio, mencionando que “el contenido que erotiza o magnifica la violencia, tal como la violencia doméstica o las violaciones, este debe ser EL criterio mediante el cual podamos establecer qué es contenido dañino”.
Ahí es donde las palabras de Malcolm Hutty, jefe de asuntos públicos en un proveedor de servicio a internet (ISP) de Londres, a decir verdad, complementa la charla política de Traimer. “Los ISP no deberían ser los intermediarios para decidir qué contenido es dañino o no”, dijo categóricamente para la por entonces sobrestimulada audiencia.
“Apoyamos la autoregulación” dijo Hutty, antes de agregar otra capa de complicación a la discusión. “Pero con autoregulación, necesitamos ver que hay un cambio en la transparencia”. Y eso bien podría ser verdad, ya que es más difícil monitorear la autoregulación que a una organización pública o para-pública reguladora de contenidos.
Política TIC versus autoregulación
A esta altura, alguien de la audiencia casi saltó entre las sillas para comentar. Y consiguió el micrófono. “Las personas interesadas en la auto y la co-regulación deberian chequear el FSM, una asociación alemana de autoregulación voluntaria online, para la cuál ella trabaja. Un sticker, una remera gratis y ¿algo más de autopromoción con eso?
Mostrando claramente haber pensado bastante es eso, Traimer identificó a las políticas TIC como la mejor forma de alcanzar el filtrado justo de contenido dañino. “Las politicas sobre tecnologias de informacion y comunicacion son vistas con frecuencia como extra politica, pero de hecho, es una visión mas integrada que atraviesa a todos los ministerios estatales”.
Todo esto habla de una intervención estatal suave que no requiera leyes duras. Habla de la capacidad de un estado para pensar en forma integral sobre donde y cómo el contenido dañino puede ser mejor combatido. Esto podría ser alcanzado a través de la inyección de fondos gubernamentales en iniciativas de advertencia sobre contenidos en las escuelas, por ejemplo. Por lo menos, así es como yo entiendo el punto de Traimer.
Como sea, la regulación de contenidos no es una forma clásica de regulación. Quizas haya muchas maneras de regular y es por esto que yo pienso que necesitaremos un tercer round, con el próximo FGI, para realmente excavar en lo que autoregulación, co-regulación, regulación estatal y no regulación realmente significan y suponen.
Original en inglés: http://www.genderit.org/en/index.shtml?apc=f--e--1&x=95484
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