México fue uno de los países involucrados en la investigación De la impunidad a la justicia: explorando soluciones corporativas y legales para la violencia contra las mujeres relacionada con la tecnología junto con otros seis países que trabajaron en el proyecto “Basta de violencia: derechos de las mujeres y seguridad en línea” de APC. Las investigadoras ofrecen un adelanto del informe en el que se detectaron amenazas y persecuciones a través de teléfono celular, ataques en blogs, difamación en redes sociales y publicación de videos íntímos fraguados. También incursionan en los caminos del acoso, denuncia y búsqueda de justicia por medio de la historia de cuatro mujeres que sufrieron diferentes casos de violencia relacionada con la tecnología.



En esta entrevista con Florencia Goldsman para GenderIT.org, Gabriela Polanco, a cargo de la investigación y Erika Smith como coordinadora del proyecto en Mexico, relatan cómo fue el proceso de investigación en ese país.



Florencia Goldsman: El informe señala que no existen suficientes leyes nacionales sobre tecnologías, por lo que en la mayor parte de los casos se practica la auto-regulación. ¿Qué significado adquiere aquí la auto-regulación? ¿Cómo funciona?



Gabriela Polanco: La auto-regulación consiste en que los intermediarios de tecnologías son los que escriben y plantean sus normatividades. Deciden qué se puede publicar y qué no se puede publicar, basados solamente en su punto de vista. No hay normatividad nacional ni comercial respecto de cómo tienen que atender a los/as clientes, entonces todo queda a gusto de ellos. Los lineamientos son generales y se prestan a la interpretación que hacen los propios intermediarios según su propia conveniencia.



Erika Smith: En el informe se tienen en cuenta intermediarios internacionales como Facebook, Twitter o Gmail, pero también intermediarios nacionales como son los proveedores de internet. Es interesante ver que hay diferentes reglas del juego dependiendo de dónde están ubicados. Lo que se decide acerca de las publicaciones es lo que se mantiene publicado, y eso es problemático para las compañeras.



FG: La solución más usada por las sobrevivientes fue la de limitar o censurar el propio uso de tecnología pero, al mismo tiempo, al menos tres de las entrevistadas sostuvieron que la culpa no recae sobre la tecnología. ¿Fue la tecnología la que hizo posible esta violencia o reflejó situaciones que ocurren fuera de línea?



GP: La violencia contra la mujer (VCM) existe, es un hecho. Las TIC permiten otro campo de violencia. Lo que tenemos es que, además de violentarlas en el trabajo o en el núcleo familiar, ahora también se las violenta a través de la tecnología. No sabemos si los casos de violencia que presentamos hubiesen aparecido de otra manera, pero si sabemos que la tecnología les ahorró muchísimo tiempo, les permitió el anonimato y la omnipresencia. La VCM mediante las TIC va seguir existiendo en donde sea que las mujeres tengan acceso a la tecnología. No se trata de una violencia específica sino del reflejo de las violencias que sufrimos las mujeres y que culturalmente se han ido alimentando.



ES: Hay violencias en sí que se llevan a cabo con la tecnología, lo que si es claro que es parte del continuo de violencia. A veces la tecnología es esencial y a veces no lo es.



FG: Sabemos a través de los casos estudiados que las TIC también permiten a los agresores permanecer anónimos (a excepción del caso de Mary, cuyo asaltante era conocido por ella), dándoles un gran poder sobre sus objetivos. ¿Cuánto pesa en estos casos analizados la relación con el anonimato?



GP: Los casos reflejan que el anonimato es un factor importante que las tecnologías permiten a los fines del agresor. En el caso de Mary, si bien el agresor es no es un desconocido sino una persona cercana, lo que le permite es el ocultamiento de su reacción. Él en la vida real el era muy indiferente, mientras que a través de la tecnología la estaba acosando. Hay que reconocer que el anonimato te afecta al mismo tiempo que protege tu identidad, por ejemplo como defensora de derechos humanos, al delimitar tu espacio público del espacio privado.



ES: Puede que las mujeres en algún momento hubiesen querido que no existiera el anonimato, pero por otro lado ellas mismas también reflejan la necesidad del anonimato para poder ser defensoras. Es un factor de doble filo.



GP: Tiene estos dos lados, una parte protege tu identidad como defensora de derechos humanos y de eso estaban conscientes las entrevistadas e incluso otras personas defensoras, de esta idea de utilizar las TIC a su favor. Berenice lo hizo y lo menciona claramente: que todas las niñas y niños sepan desde una temprana edad cómo usarlas. Lo que se necesita es un educación en TIC para que no los hackeen y para usar el anonimato a su favor pero dentro de un ámbito seguro.



FG: Aunque las mujeres encontraron formas de detener la violencia, ellas no necesariamente obtuvieron justicia. ¿Cuál es la diferencia entre detener la violencia y obtener justicia?



GP: El concepto de justicia es muy grande, las mujeres frenaron la violencia porque buscaron una solución. Sobre si obtuvieron o no justicia tiene que ver con qué significa para ellas la justicia. Cómo alcanzan justicia las mujeres va a depender de su ejercicio de empoderamiento, cómo se van autodeterminando, cómo empiezan a vivir sus derechos y libertades. Pues entonces pueden decir “no me voy a salir de Facebook: en todo caso voy a hacerlo de manera segura”.



ES: Estamos debatiendo cómo entendemos la justicia. A veces el enfoque es cómo lograr poner en evidencia una publicación que no es verdadera. Cómo podemos hablar de una justicia transformadora que no necesariamente provenga de un marco legal. También estamos viendo que esa mala respuesta en el sistema judicial también ocurre con los intermediarios de internet. Las personas ya no vuelven a la policía y tampoco usan los mecanismos de denuncia en las plataformas. En casos extremos de acecho, el consejo es “quítate de Facebook” o “sal del ambiente en el que estás en peligro” ¡Pero esa es la vida de las personas! ¿Cuál es el papel de la policía para defenderme? ¿Que salga de mi vida?



FG: En México, la sociedad tiende a desconsiderar la violencia contra las mujeres, mucho más en los casos de violencia que implican el uso de la tecnología. ¿Por qué se desestima aún más en estos últimos casos?



GP: Básicamente es porque no hay leyes federales, entonces no hay homologaciones en los Estados y mucho menos en protocolos de aplicación. No hay normatividad que relacione las TIC con la violencia, por eso cuando llegas a esa situación te dicen que no está en el código y que no pueden hacer nada por tí. Es la falta de visibilidad de esta situación de VCM a través de las tecnologías.



FG: Es notorio que en todos los casos estudiados las mujeres experimentaron daño psicológico ¿es tal vez por esto que las autoridades piensan que es menos serio?



GP: La sociedad mexicana tiende a minimizar la violencia psicológica; esto se ve en el código penal, donde hay un castigo claro para el delito de violencia física con cárcel o multa. En cambio, la violencia psicológica no tiene estos castigos. Por eso en casos de difamación como el de Morgana, no se le da importancia ¿Por qué? Nuestro Código penal no da cárcel – el delito de difamación no está tipificado como delito. El problema del daño psicológico es cómo lo compruebas, no es algo tangible, está la invisibilidad ante la prueba. Es una parte práctica del derecho penal y que por desgracia no sucede. Tomemos como ejemplo el moretón: “si no tienes moretón (entonces vuelve cuando lo tengas)”.



FG: La educación en tecnología es una oportunidad y una herramienta para combatir la violencia cometida mediante TIC, pero sabemos que el acceso a la misma es desigual, tanto entre hombres y mujeres, así como entre mujeres de distinta condición socio-económica, geográfica, etárea, etc. ¿Cómo se relaciona esto con la incidencia de la violencia en línea?



GP: Lo que nos demuestran los casos es que la VCM en internet no respeta nada, ni siquiera nivel educativo: hay doctoras que han sido violentadas, tanto como mujeres que no han terminado el bachillerato. Esto quiere decir que nuevamente las mujeres tenemos un acceso atrasado en el uso de tecnologías. No se trata sólo de quitar esa brecha o acercar el uso de la tecnología a las nuevas generaciones sino de aprender a usarlas de manera segura y consciente.



FG: ¿Qué impacto tuvo la investigación sobre las mujeres sobrevivientes?



GP: Creo que les generó un poco de conciencia y autoreflexión sobre sus propios casos. El contar su historia les permitió repensarla y remirarla desde otras perspectivas. Cuando Berenice nos contactó y nos contó lo que le había pasado, estaba muy temerosa pero consiguió dejar un poco atrás el papel de víctima y pararnos de diferente manera.



ES: Berenice, cuando nos contactó, estaba viviendo bajo presión y fue reflexionando y diciendo “yo no soy así y no voy a vivir más en un espacio cerrado”. Les permitió salir de esos lugares. Ahora falta regresar y ver cómo ellas sienten que están plasmados sus casos y las recomendaciones sobre éstos.



FG: ¿Cuáles serán los siguientes pasos de este estudio en México?



ES: Todo este trabajo que hizo Gabriela formó parte de la mesa de recomendaciones para la reforma de la Ley de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia en el marco nacional durante 2014. Eso la motivó tanto que se logró integrar la VCM en internet en dicha reforma.



GP: Ya existía la preocupación acerca de las TIC, lo que no existía era la base para hablar de ellas. Estaban las diputadas que pertenecen a la Comisión de igualdad, había abogados y abogadas, tenían esa intención pero un desconocimiento total de qué es la tecnología, qué diferencia hay entre TIC y dispositivos. La experiencia de este proyecto y los insumos que aportó APC a través de Erika fueron llevados a las discusiones y esto permitió incluir estos estudios en la propuesta de modificación de ley.



FG: ¿Cómo ven la implementación de estos cambios en la legislación que incluyen la VCM relacionada con la tecnología?



GP: Es un proceso lento porque se pretenden homologar las leyes federales a las a los 32 Estados y será después de 2016. Para que se pueda aplicar se tiene que homologar primero la Ley federal de acceso de las mujeres a una vida sin violencia con el Código penal (que el Código penal sea el mismo en todos los Estados) y dar existencia a un protocolo de actuación para personas que los aplican. Implica un cambio de paradigma para esas personas, encargadas de recibir denuncias y demandas, que tienden a minimizar todo tipo de violencia.



ES: Era deprimente ver el poco acceso a la justicia en el proceso de investigación. Pero cuando ves que la participación de tantas en la reforma de la ley logró esto y que ahora hay propuestas de ley que se basan en consentimiento… Cuando vemos que las feministas están percibiendo que están siendo atacadas por este medio e incluso cuando vemos que los defensores y defensoras de los derechos en internet están viendo que hay que tomar cartas en el asunto, siento esperanza.



Lee en detalle los casos de las sobrevivientes de violencia contra las mujeres relacionada con la tecnología en México (en inglés) aquí

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