En el encuentro Making a Feminist Internet in Africa [Haciendo una internet feminista en África] (#MFIAfrica), realizada a fines de octubre 2019 en Johannesburgo, más de 50 activistas y académicas de la región se reunieron para pensar juntas cómo materializar una internet feminista. Durante el encuentro descubrimos que, a pesar de nuestros diferentes trasfondos o procedencias, compartimos luchas comunes en nuestra organización contra las diversas opresiones que nos confrontan. Más aún, muy pronto se tornó evidente que nuestras visiones de emancipación como personas africanas y de diversidad de género estaban inextricablemente unidas con la visión de una internet feminista. De la misma manera en que no podemos separar nuestros cuerpos digitales de nuestros cuerpos físicos, tampoco podemos separar nuestros movimientos en línea de los esfuerzos de resistencia que llevamos adelante en la vida real. Yientras exploramos juntas qué significa construir un movimiento, me impresionó las muchas maneras en las que recuperarse de las rupturas emergió como un tema central en nuestras conversaciones.
Para que nuestros movimientos prosperen no sólo necesitamos encontrarnos unas a otras sino también que estas conexiones se sostengan intencionalmente. Dentro de nuestros movimientos enfrentamos desafíos internos, porque cada movimiento se funda en relaciones y las relaciones son vulnerables a toda clase de desafíos. Partiendo de nuestras reflexiones sobre este tema, ahondamos nuestras conversaciones acerca de los factores que provocan rupturas dentro de nuestros movimientos y pensamos cómo podríamos trabajar para que una ruptura no se convierta en la destrucción de todo un movimiento. Aquí reflexionaré sobre las diferentes clases de rupturas que que tratamos: conflictos interpersonales, agotamiento y desgaste activista y las rupturas entre territorios.
Cómo abordar el conflicto interpersonal
Lo que nos reunió fue nuestro interés en internet. Para algunas internet era una compañera de mucho tiempo, mientras que para otras, era un motivo de curiosidad. Cualquiera sea el caso, en un salón con personas de más de 18 países diferentes, cada una con su propio viaje individual, en la superficie teníamos más diferencias qué semejanzas. En esto no era distinto de muchos movimientos sociopolíticos en los que personas de diversas procedencias se reúnen para avanzar en una causa común. El encuentro en sí era un microcosmos de los movimientos en que participamos, en el sentido de que así como existe un gran potencial para el crecimiento, también es terreno fértil para desacuerdos y malentendidos.
El encuentro en sí era un microcosmos de los movimientos en que participamos, en el sentido de que así como existe un gran potencial para el crecimiento, también es terreno fértil para desacuerdos y malentendidos.
Mi primera observación al respecto fue que aceptar la posibilidad del disenso o el desacuerdo, en vez de evitarla es una manera de construir resistencia para cuando tuviese lugar un conflicto. En algunos movimientos feministas de los que participé, el impulso inicial era la similitud en las visiones políticas de sus miembros, lo cual es comprensible, en especial cuando un movimiento se congrega espontáneamente. Lamentablemente esto significa que no nos tomamos al principio el tiempo suficiente para planificar cómo manejaríamos el conflicto, casi dando por sentado que no tendríamos que preocuparnos por él. Al final, el movimiento terminó desarmándose porque no estábamos preparadas para cuando surgiesen los conflictos. La misma convocatoria me mostró cómo se podían abordar esta clase de situaciones: estableciendo o acordando desde el principio las pautas de cómo vamos a interactuar unas con otras. Entendí que cuando se trata de rupturas, como dice el refrán, es mejor prevenir que curar.
Un aspecto que abordamos en torno a proteger nuestros movimientos de las rupturas provocadas por conflictos interpersonales fue el de la responsabilidad, la importancia de adherir a una ética de la responsabilidad en cada rincón de nuestra organización. Tener desde el inicio estructuras de responsabilidad fuertes - ya sea en una protesta espontánea o en una institución formal - es fundamental para cualquier acción colectiva sostenida, pues nos permite construir a partir de las experiencias pasadas. Cuando las cosas no marchan de acuerdo a los planes, cuando tenemos conflictos interpersonales, la responsabilidad - tanto en el nivel personal como en el nivel organizacional - puede determinar el futuro de un colectivo. En especial cuando los movimientos se reúnen de manera espontánea, discutir la responsabilidad asegura que los problemas interpersonales sean comprendidos como algo inevitable y no tanto como una amenaza para todo el movimiento. Podemos entonces apoyarnos en estructuras de responsabilidad previamente acordadas para sostener el conjunto.
Otra estrategia que mencionamos para abordar la ruptura consiste en practicar la transparencia y la responsabilidad en lo tocante a las relaciones de poder. Muchas participantes del encuentro se refirieron a esto destacando la necesidad de considerar cómo nuestra capacidad de acceso y nuestras posiciones sociales moldean nuestras acciones y puntos de vista. Mencionamos con frecuencia la necesidad de asumir responsabilidad por los privilegios de los que gozamos, de hacer un uso cuidadoso del poder personal del que disponemos. Como dijo una de las participantes, “el feminismo es tarea para el hogar” y parte de la tarea consiste en asumir responsabilidad por una misma.
Como dijo una de las participantes, “el feminismo es tarea para el hogar” y parte de la tarea consiste en asumir responsabilidad por una misma.
Atención a los principios fundantes
Las conversaciones en #MFIAfrica nos sirvieron como un primer paso para descubrir cómo equilibrar responsabilidad y cuidado al mismo tiempo, mientras seguimos avanzando hacia nuestros objetivos. Desde el mismo comienzo establecimos principios de participación compartiendo unas con otras qué cosas nos ayudan a sentirnos seguras. En base a eso, creamos entre todas pautas de acción para guiarnos en nuestras interacciones. Pero además de sentirnos seguras, también deseábamos aprender unas de otras, por lo que establecimos la bondad como un principio central de nuestras interacciones. En una conversación posterior sobre el papel del romance, la amistad y la sexualidad en la organización, surgió que concentrarse en los principios fundantes de un movimiento también puede servir para abordar una ruptura. Por ejemplo, valores como el amor y el cuidado, que muchas veces se proponen como el corazón de la organización, también pueden invocarse cuando necesitamos trabajar conflictos entre nosotras.
Al pensar cómo manejar la ruptura de confianza dentro de la construcción de movimiento, descubrimos una oportunidad singular: la ocasión de ser creativas acerca de cómo respondemos a las rupturas. En nuestros contextos cotidianos, somos gobernadas por Estados, muchos de los cuales centralizan la justicia mediante el sistema legal y el poder de policía. Cómo feministas tenemos la oportunidad de implementar abordajes opuestos a la lógica de las formas de dominación, como el capitalismo y el patriarcado; y que esos abordajes sean leales a nuestros principios. Uno de los recursos sugeridos para tratar estos temas es el portal TransformHarm.org . Para poner fin a la violencia, TransformHarm.org provee recursos basados en principios de responsabilidad comunitaria, sanación y justicia. Cuando compartimos y construimos en base a esos recursos, tenemos la posibilidad de no seguir reproduciendo la violencia entre nosotras.
Cómo feministas tenemos la oportunidad de implementar abordajes opuestos a la lógica de las formas de dominación, como el capitalismo y el patriarcado,
Desarrollar resistencia al agotamiento activista
Dedicadas como estamos a los movimientos por la libertad en nuestros contextos, un gran problema que solemos enfrentar es el agotamiento físico o emocional. Los sistemas opresivos contra los que nos movilizamos son poderosos y mutan cada día para reforzar su poder. En comparación, nuestra energía individual es finita y, en consecuencia, el agotamiento activista amenaza seriamente la continuidad de los movimientos. Para responder a esto, resulta crucial utilizar el poder del colectivo para prevenir el agotamiento. Esto puede ser tan simple como explicitar qué capacidades puedes ofrecer al movimiento y cuáles no puedes. O tomarse unas vacaciones de la organización cuando sea necesario. Igual que otras de las estrategias propuestas, esto funciona mejor cuando se practica con continuidad. Como dijera una participante, “no creo que cuidarte sea algo para hacer cuando ya llegaste al agotamiento. Se trata más bien de crear un estilo de vida del que no te haga falta escaparte".
En el intercambio sobre el agotamiento activista, una participante sugirió consultar el trabajo de The Nap Ministry como herramienta de aprendizaje. The Nap Ministry es un movimiento en línea centrado en la comunidad que propone la consideración del poder político del descanso, particularmente para activistas y personas de comunidades marginadas. En sus propias palabras, “el descanso es una forma de resistencia porque altera y resiste el capitalismo y la supremacía blanca”. Otra sugerencia surgida en las conversaciones consistió en apelar a donantes para que provean un apoyo institucional que le permita a las activistas tomarse un descanso. Podría hacerse, por ejemplo, estableciendo un horario flexible en la organización y proveyendo fondos que permitan iniciativas de cuidado y bienestar.
...resulta crucial utilizar el poder del colectivo para prevenir el agotamiento. Esto puede ser tan simple como explicitar qué capacidades puedes ofrecer al movimiento y cuáles no puedes.
Aunque muchas de las conversaciones de #MFIAfrica giraron en torno a la política interna de nuestros movimientos, nuestra necesidad de resistencia proviene de fuentes externas. La razón por la que necesitamos movimientos fuertes es porque en términos globales los elementos del fascismo y el control opresivo son implacables a la hora de contener a aquellas de nosotras que no nos ponemos en fila. El ámbito o la esfera en línea refleja esto cuando las activistas se encuentran con formas de violencia como el acoso o la intimidación. Involucrarse en el activismo y la construcción de movimiento en línea nos puede poner en riesgo de violencia y, sin los recursos adecuados para mantenernos seguras y a salvo en línea, somos vulnerables a que nos expulsen de esos espacios y perder así nuestras conexiones. Expresarse y organizar en línea puede tener un costo emocional importante y es necesario reconocer esto como una fuente de rupturas en los movimientos feministas. En respuesta a esto, una de las estrategias que podemos utilizar para mantener nuestros movimientos es asegurarnos un fuerte apoyo fuera de línea, de manera de poder contar con un espacio seguro donde retirarnos cuando la esfera en línea nos resulte peligrosa o abrumadora.
Abordar las rupturas en las relaciones intergeneracionales
En las sesiones plenarias que tuvimos en #MFIAfrica, observé que con frecuencia surgía el tema de la desconexión intergeneracional. Aparecía una fuerte preocupación por cómo los movimientos feministas de este tiempo han perdido conexión con aquellas que nos allanaron el camino. Es un tema difícil porque implica admitir las dificultades que enfrentamos como feministas jóvenes cuando interactuamos con feministas mayores. Aunque tenemos la gran oportunidad de compartir conocimientos entre generaciones, nos cuesta encontrarnos entre nosotras, en especial cuando disentimos acerca de cómo se deben hacer las cosas.
Muchas participantes se refirieron a la importancia de construir estructuras que faciliten la conexión entre las feministas más jóvenes y las mayores, y así sanar las rupturas que han desconectado a diferentes generaciones de activistas. En Sudáfrica, un prometedor ejemplo de las posibilidades de cerrar la brecha intergeneracional es Shayisfuba. Desde 2019, el colectivo #Shayisfuba se ha organizado en varias provincias para incidir en favor de un gobierno feminista. El colectivo comprende mujeres y personas no binarias de diferentes ámbitos y diferentes grupos etarios.
Otra sugerencia de las participantes para cerrar la brecha fue comenzar a desarrollar mesas o estructuras informales de asesoramiento para mantener los vínculos y fortalecer nuestras bases de conocimientos. Como manifestó una de las participantes, fortalecer estos lazos también ayudaría a construir resistencia contra el agotamiento: “parte del cuidado de una misma es la idea de planificar la sucesión, es decir, pensar a quién vas a pasarle la posta".
“...parte del cuidado de una misma es la idea de planificar la sucesión, es decir, pensar a quién vas a pasarle la posta".
Llenar juntas los huecos en la memoria política
Además de lo mencionado arriba, estuvimos de acuerdo en la importancia de solucionar las rupturas de la memoria dedicándonos a construir el archivo de nuestros movimientos, así como el de aquellas qué nos abrieron el camino. Para hablar de esto, el equipo de APC propuso un ejercicio de Museo de Momentos, donde juntas documentamos eventos significativos de las últimas décadas relacionados con género, derechos LGBTI, libertad en internet y sus intersecciones. Preservar la memoria es importante para conocer nuestra historia y para volvernos conscientes de las batallas que fueron peleadas por nuestras libertades. Pero también es vital para saber qué cosas han funcionado y qué cosas no han funcionado para contrarrestar la opresión, especialmente a fin de evitarnos repetir métodos ineficaces. Como asunto estratégico, preservar la memoria y ser conscientes de nuestras historias nos permite cuidarnos mejor en tanto sabremos cómo dirigir nuestra energía a lo que importa. De esta manera también podremos ser capaces de cuidarnos mejor.
Conectarse más allá de lo local
El encuentro reunió a personas de todos los rincones de nuestro vasto continente, reflejando así las formas en que internet puede conectar a las personas más allá de las fronteras. La forma en que pudimos conectarnos por medio de #MFIAfrica hizo presentes las varias luchas que compartimos.En las conversaciones orgánicas que mantuvimos entre plenarios se volvió evidente que teníamos mucha información valiosa para compartir acerca de cómo organizarnos en nuestros contextos. La oportunidad de reunirnos de esta manera no es frecuente y al valorar esto pensamos en las necesidad de conectarnos más a través de los territorios. Más allá de las fronteras físicas y las divisiones entre el ámbito rural y el ámbito urbano, hay muchas oportunidades para aprovechar nuestro acceso (relativo) para presionar para que aquellas que están en territorios que no tienen conexión puedan tener acceso a internet. Además resulta imperativo que aquellas de nosotras que participamos en movimientos transnacionales, que solemos tener más atención que los movimientos de base, amplifiquemos el trabajo que se hace en los niveles de base en nuestros contextos. Nos referimos a nuestro potencial para aprovechar internet como herramienta para fortalecer nuestros movimientos, trascendiendo los compartimentos cuando se trata de las causas por las que militamos, como también las barreras locales, de lenguaje y de clase.
Visiones de un futuro conectado
El patriarcado, el racismo, la discriminación contra personas con discapacidad y el capitalismo son sistemas violentos en la medida en que provocan rupturas entre nosotras. Mediante sus manifestaciones – fronteras, desigualdades económicas, la dominación mediante la violencia, barreras al acceso – los pueblos del continente nos hemos desconectado unos de otros. Experimentamos la escasez y la desconfianza en los más altos niveles y debido a que estos sistemas son tan poderosos, estas lógicas amenazan infiltrar las formas en las que nos organizamos. Es la misma lógica que debemos resistir cuando luchamos por deshacer estos sistemas.
Pero a diferencia de los sistemas de poder que han creado relaciones de dominación, el camino feminista consiste en construir un mundo donde exista equidad y respeto.
Pero a diferencia de los sistemas de poder que han creado relaciones de dominación, el camino feminista consiste en construir un mundo donde exista equidad y respeto. Las iniciativas y valores compartidos durante el encuentro #MFIAfrica estuvieron dirigidas directamente a esto. Entre todas afirmamos los principios de que la responsabilidad es clave para permanecer conectadas, que la memoria es política y que es imperativo expandir nuestras redes de cuidado (en línea, en la vida cotidiana, más allá de las nacionalidades y a través de culturas y generaciones). Para este fin nuestra creatividad resulta central. Parte del don del pensamiento feminista en la oportunidad de repensar constantemente cómo las cosas pueden hacerse de una manera diferente, cómo ser más justas y más bondadosas. Esta es una ética que, quienes estuvimos en el encuentro, estamos dispuestas a llevar adelante con mucho entusiasmo a todos los diferentes nudos con los que estamos conectadas, para construir en base a ella.
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