Entre el 10 y el 21 de marzo se realizó en la sede de Naciones Unidas en Nueva York el 58º período de sesiones de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW, por su sigla en inglés). Analizar los desafíos y logros en la aplicación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) para las mujeres y las niñas, fue el tema prioritario del evento.
La presencia de las organizaciones de mujeres en las sesiones de la CSW es una oportunidad para que las delegaciones visibilicen y promuevan la incorporación de objetivos específicos sobre la igualdad de género. Luego de muchos años de trabajo las mujeres organizadas han logrado tener una voz propia en estos espacios.
Pero la participación no es suficiente. Es necesario influir en los reclamos de estrategias concretas que cumplan con los objetivos. Con establecer acuerdos no alcanza, debemos seguir peleando para que se establezcan acciones puntuales orientadas a la equidad de género. Lograr implementar en hechos los convenios asumidos es el nuevo desafío.
Si bien al hacer un balance el saldo de las reuniones es positivo, se plantea la necesidad de llevar adelante acciones concretas para cumplir con los objetivos estratégicos acordados. La elaboración de indicadores que ayuden al monitoreo de los países todavía es una deuda pendiente para garantizar los derechos de las mujeres.
Para analizar estos temas, GenderIT.org conversó con Dafne Sabanes Plou (1), coordinadora del Programa de derechos de las mujeres de APC para América Latina, quien participó del evento y comparte su mirada acerca de los temas discutidos durante las sesiones.
Florencia Flores Iborra: ¿Cómo es el proceso de participación en la 58º CSW?
Dafne Sabanes Plou: La dinámica de las organizaciones de mujeres comienza con el trabajo a nivel nacional y continúa con las reuniones regionales. En el caso del Programa de derechos de las mujeres de APC tuvimos una participación muy activa desde el Comité Ejecutivo del Consejo de ONGs que trabaja en el marco de la CSW haciendo el seguimiento, el monitoreo y evaluación de los acuerdos de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing.
Para nosotras fue muy importante que América Latina y el Caribe tuvieran su reunión de Mecanismos de la Mujer a comienzos de febrero en la ciudad de México. Allí pudieron participar varias de las organizaciones que son miembros del Comité y en este espacio se pudo reflexionar y trabajar en la creación de un documento con recomendaciones para promocionar en las 58º sesiones de la CSW.
Desde el Programa de derechos de las mujeres presentamos una propuesta para que el tema de las TIC fuera incluido en términos de derechos y empoderamiento, además de garantizar el acceso al uso efectivo de las tecnologías. Este pedido quedó muy bien posicionado porque fue incluido en el documento final junto a una serie de bienes que son considerados como necesidades básicas para las mujeres.
2) Garantizar la igualdad de género para promover el desarrollo de capacidades y distribución de recursos, en lo que se refiere a:
Acceso a la tierra, crédito, tecnologías de la información, seguridad social, trabajo decente, igual salario por trabajo de igual valor, servicios universales de cuidado, con miras a construir la seguridad y autonomía económica y social de las mujeres. (2)
Gracias al trabajo realizado en México logramos incluir en las conclusiones acordadas de la CSW el tema de las tecnologías como un derecho básico.
(dd) Asegurar el acceso no discriminatorio para las mujeres de todas las edades a: servicios universalmente accesibles, disponibles, asequibles, sostenibles y de alta calidad con perspectiva de género y a la infraestructura, incluida la atención de salud, agua potable y el saneamiento, el transporte, la energía, la vivienda, la tecnología agrícola, de servicios financieros y legales, y a las tecnologías de la información y la comunicación.
(ee) Invertir en el cierre de la brecha de género en las tecnologías de información y comunicación, haciéndolos asequibles y accesibles incluso en el acceso a la banda ancha como herramienta para el empoderamiento de las mujeres y las niñas y el ejercicio de la totalidad de sus derechos humanos, el acceso a la información, acceso a los mercados, la creación de redes y el aumento de las oportunidades. (3)
Esto es muy relevante porque se está hablando del acceso sin discriminaciones de todas las mujeres. Estamos ante un logro fundamental para el desarrollo de la comunicación como un derecho humano.
Acá hay una clave importante sobre cómo estamos viendo el acceso a las TIC como una forma de lograr el empoderamiento de las mujeres y reconocer sus derechos.
Se entiende a las TIC como un derecho primordial y no como un bien de lujo. Hace un tiempo este escenario era impensable. Hemos logrado un posicionamiento muy importante en la inclusión de estos temas.
Es muy interesante la incorporación de la mirada que fundamenta a las TIC como una ventana que abre otras oportunidades, en este sentido comparto la visión de Frank La Rue (4) cuando afirma que la comunicación es un derecho que potencia las posibilidades para el ejercicio de los derechos humanos.
La perspectiva de la inclusión de las tecnologías entendida como una ampliación de derechos no es casual. Las organizaciones de mujeres venimos realizando un trabajo minucioso hace varios años y de a poco estamos cosechando sus frutos.
FFI: Al evaluar la sección J de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing ¿hubo avances o retrocesos?
DSP: En el preámbulo de las conclusiones, más concretamente en el artículo 26, se reconoce que no hubo grandes avances en relación a las TIC, incluso se afirma que la brecha digital de género sigue existiendo. En lo personal, creo que es muy importante que esto se explicite.
26 – La Comisión toma nota con respecto a los Objetivos de Desarrollo del Milenio 8 (Fomentar una alianza mundial para el desarrollo) que los recursos para el desarrollo, incluida la asistencia oficial para el desarrollo, en apoyo de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres son esenciales y que permanecen inadecuados para la tarea. Asimismo, la Comisión toma nota de que la crisis económica mundial y los cambios a las medidas de austeridad adoptadas por algunos países han impactado negativamente a las mujeres y las niñas, con la reducción de la inversión en los sectores sociales. Asimismo, señala que una brecha de género en el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación persiste. (5)
A mi me tocó estar presente hace veinte años en Beijing y creo que la Sección J (La mujer y los medios de difusión) se aprobó por el tema de los medios de comunicación y no había una real comprensión de lo que implicaba la inclusión de las tecnologías en la plataforma.
Por eso creo que es muy relevante que se señale que la brecha de género persiste. Porque a partir de este reconocimiento se recomienda invertir en políticas que aporten a combatir la brecha digital y así reposicionar el tema de las TIC en la agenda.
Que en veinte años no se haya podido avanzar en la concreción de los objetivos estratégicos acordados, habla de una falla por parte de los gobiernos y esa deuda debe saldarse con las mujeres.
La Sección J de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing es una sección que no se ha trabajado en profundidad. En 2013 la UNESCO retomó el tema. El problema es que los medios siguen atados a viejos estereotipos y siguen reforzando imágenes y mensajes que ya no son consistentes con las nuevas generaciones.
FFI: Al analizar las sesiones parece ser que el problema no está en los consensos alcanzados sino en la ejecución de las estrategias acordadas. En este sentido, ¿cómo fue la participación de las delegaciones latinoamericanas?
DSP: Hemos visto con preocupación que varios países quieren eliminar de la agenda el tema de derechos de las mujeres (6). Existe un miedo, por parte de los estados a asumir los procesos de cambios. Todavía persisten en muchos países cuestiones que tienen que ver con la tradición, con la cultura, que siguen pesando mucho y que sostienen un discurso patriarcal muy fuerte, donde el peso de la religión y de la iglesia es muy importante.
Afortunadamente la región de América Latina y el Caribe tuvo un posicionamiento contundente y luego de largas horas de discusiones y negociaciones hemos logrado que se incluyan explícitamente los derechos en la plataforma de acuerdos.
Un aspecto interesante a destacar es la participación de las mujeres latinoamericanas. Supimos sostener las posturas y posicionarnos firmes en las discusiones y esto se debe, entre otras cosas, a que supimos organizarnos. Después de las sesiones teníamos reuniones específicas, donde hacíamos una puesta en común y analizábamos los temas tratados y las acciones a seguir.
Gracias a los acuerdos que los países habían logrado en la reunión de febrero en México, nuestras delegaciones trabajaron con mucho consenso y además con convenios internos interesantes, donde se consiguió identificar una voz común de la región latinoamericana y eso nos dio una fuerza importante.
En el caso de nuestra región la clave está en que las organizaciones de la sociedad civil están muy bien organizadas. El movimiento de mujeres tiene una larga trayectoria y desde la primera conferencia de la mujer viene trabajando sin descanso incluyendo a más mujeres, apropiándose de la lucha de diversos grupos en pos de la erradicación de la discriminación y exclusión.
Los reclamos de las mujeres rurales, de las mujeres indígenas, del movimiento de la diversidad sexual LGTB y de las mujeres afrodescendientes han sido incluidos en las demandas de las organizaciones y que cada vez se ven más fortalecidas en nuestra región (7).
Los procesos de incidencia implican un trabajo de mucha constancia. Muchas veces se cuestiona si es relevante discutir durante horas si se incluye una palabra en los documentos, incluso se nos plantea que debemos trabajar más con la gente. Yo no creo que sea algo excluyente. Debemos acompañar ambos procesos.
Es muy importante ocupar estos espacios. Acercar las inquietudes de las organizaciones de mujeres a las delegaciones que nos representan. Incluir nuestros intereses en las negociaciones de los acuerdos internacionales.
FFI: En relación a internet, ¿hay alguna acción prevista para prevenir los estereotipos en los medios?
DSP: El monitoreo en internet es un tema pendiente. En lo personal tengo mucha expectativa de que el proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP, por su sigla en inglés) (8) haga un análisis de la situación actual de la imagen de la mujer en la web. El último informe fue publicado en 2010 y en cuatro años la situación ha cambiado considerablemente. Sería muy provechoso contar con esta información para el próximo período de reuniones de la CSW, previsto para marzo de 2015.
En la edición 2010 del informe se incluyó un capítulo especialmente destinado a analizar la cobertura que realizan los diferentes medios en la red. Introducido como una experiencia piloto, el GMMP investigó 76 páginas electrónicas noticiosas en 16 países y 8 páginas electrónicas de noticias internacionales conteniendo 1.061 notas periodísticas; 1.044 elementos de personal y 2.710 sujetos de las noticias. (9)
En el último informe se constató que en muchos países, la cultura que se basa en la desigualdad de género y discriminación contra las mujeres se ve reforzada a través de los medios de internet.
Creo que es fundamental que se profundice el análisis de lo que sucede en la red actualmente. No hay que perder de vista que internet es una de las principales fuentes de consulta.
Una de las cosas que se discutió bastante fue la falta de indicadores de género y de indicadores de avance en el tema de tecnologías y de medios. Al momento no hay un monitoreo, una evaluación, una sistematización de las experiencias.
En el caso de las tecnologías, ni siquiera existe la variable de género. Al día de hoy no podemos identificar quiénes usan las TIC. Cuando tenés los datos duros contás con una herramienta que permite pelear por la elaboración de políticas públicas concretas.
Desde la sociedad civil se está insistiendo para poder producir indicadores, el problema es que una y otra vez somos las mujeres las que tomamos la iniciativa. En este sentido nos queda mucho trabajo por hacer.
(1) Dafne Sabanes Plou es la coordinadora regional para América Latina del Programa derechos de las mujeres de APC. Dafne tiene una basta trayectoria en investigaciones que abordan las temáticas de TIC y género.
(2) Declaración de los Mecanismos de la Mujer de América Latina y el Caribe frente al 58º Período de Sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW), elaborado en México el 7 de febrero de 2014.
(3) Conclusiones convenidas de la 58º sesión de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer, realizada durante el 10 y 21 de marzo de 2014. Descargar el documento completo aquí
(4) Relator especial de la ONU sobre la promoción y la protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión.
(5) Ídem 3.
(6) Recomendamos la lectura de la Carta de países de América Latina y el Caribe sobre las conclusiones acordadas en CSW58. Disponible en: www.genderit.org/es/feminist-talk/carta-de-pa-ses-de-alc-sobre-las-concl…
(7) El proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP, por su sigla en inglés), es la investigación a escala mundial más amplia y significativa que se realiza sobre género y medios noticiosos. Surge de la Cuarta Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre la Mujer de Beijing y se inició en 1995 cuando (siguiendo el plan de acción de Beijing), voluntarios y voluntarias en 71 países de todo el mundo monitorearon la presencia de las mujeres en los espacios noticiosos de radio, televisión y prensa escrita nacionales. El último informe, del año 2010 se encuentra disponible aquí
(8) Por más información ver: www.apc.org/es/blog/la-imagen-de-la-mujer-en-la-red-avances-o-retroces
(9) Para conocer el contexto regional en relación a las políticas públicas en el área de las TIC es de mucha utilidad leer las conclusiones planteadas en el Análisis de la integración de la perspectiva de género en las agendas y políticas digitales de Latinoamérica y el Caribe elaborado por Kemly Camacho. Según el informe una importante cantidad de agendas, estrategias y políticas digitales de la región no han priorizado como un tema importante acciones orientadas a la equidad de género en la sociedad de la información.
No se conoce con profundidad cuál es la situación de inequidad de la sociedad de la información puesto que no se tienen datos al respecto, ni valoraciones realizadas con regularidad.
Existen acciones puntuales en casi todos los países orientadas a la equidad de género, pero estas no son integradas como parte de la política pública digital.
Se hace necesaria una discusión regional sobre la importancia de este tema y la definición de prioridades a este respecto. No han sido muchas las oportunidades de que los constructores de estas políticas públicas digitales discutan alrededor de esta temática y decidan sobre su importancia.
Sería muy importante que estas acciones sean impulsadas por la estrategia e-lac, la CEPAL y su comisión de género.
Existen prácticas interesantes en varios países tanto a nivel de gobierno central, gobiernos locales, academia y sociedad civil que sería interesante valorar para escalar y generar nuevos conocimientos.
Existen iniciativas muy interesantes recopiladas entre las acciones que se ilustran es este documento y que están orientadas hacia abordajes no tradicionales del trabajo con las mujeres y sus relaciones de equidad con los hombres en la sociedad de la información.
Kemly Camacho es investigadora de la Fundación Acceso, a cargo del área de investigación sobre el impacto social de las tecnologías de información y comunicación. Es integrante de la Cooperativa Sulá Batsú actual miembro de APC.
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