Las situaciones de peligro para la población en general y para las mujeres en particular son parte de la vida cotidiana en Ciudad Juárez, estado mexicano de Chihuahua, donde las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres deben extremar sus medidas de seguridad para poder continuar brindando sus servicios. Diez organizaciones de mujeres que trabajan en distintos ámbitos (educación, salud, trabajo, desarrollo comunitario, derechos humanos y protección de mujeres en situaciones de vulnerabilidad) decidieron aunar esfuerzos y conformar una articulación que les permita actuar juntas y potenciar su voz a favor de una cultura de equidad libre de violencia contra las mujeres. Hace unos años atrás, decidieron conformar una Mesa de Mujeres de Ciudad Júarez con el fin de fortalecer el trabajo en red por los derechos de las mujeres.



Una integrante de estas organizaciones participó en el Foro internacional de AWID en Estambul y accedió a esta entrevista con Dafne Sabanes Plou para GenderIT.org con el fin de conversar sobre las preocupaciones en torno a la seguridad digital, la violencia de género y los derechos a la comunicación de las mujeres.



Dafne Sabanes Plou (DSP): Las organizaciones que defienden derechos de las mujeres deben cuidar cada día más la seguridad de su personal y de las mujeres que atienden y presentan denuncias. ¿En Mesa de Mujeres se toman medidas específicas de seguridad digital?



Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez (MMCJ): En verdad esto no ocurre. Estamos muy atareadas y preocupadas por la seguridad física y personal de nuestras colaboradoras y también de las mujeres sobrevivientes de violencia o de las familias de las desaparecidas y asesinadas que se animan a denunciar, entonces nos ha sido difícil encarar el tema de la seguridad digital con capacitaciones adecuadas. Tenemos cada tanto talleres sobre temas de seguridad pero pensando más en las situaciones que se plantean en la vida diaria. Pero no hay duda que el mundo virtual se entrecruza constantemente con la vida real y somos conscientes de que es necesario tomar recaudos también en nuestra comunicación electrónica para poder realizar nuestra tarea sin interferencias ni persecuciones y sin poner en peligro la vida de las personas que se acercan a nuestras organizaciones con sus problemas y denuncias.



DSP: ¿Qué tipo de situaciones de inseguridad deben enfrentar en su trabajo?



MMCJ: Lo que ocurre con la desaparición y asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez está tan enredado con cuestiones políticas, de corrupción y de poder local que se hace muy peligroso comenzar a investigar para desatar esa madeja de intrigras y conexiones entre las fuerzas policiales, la justicia, funcionarios o familias poderosas y la acción de los cárteles de la droga que son fuertes en la región. Una compañera periodista que tuvo el coraje de investigar desapariciones de mujeres jóvenes que terminaban en redes de trata y de comercio sexual, encontró que sus averiguaciones ponían al descubierto relaciones entre organizaciones delictivas y gente de instituciones gubernamentales. Sufrió amenazas contra su persona y su familia para que dejara de lado su trabajo de investigación. Una de sus hermanas resultó víctima de feminicidio y ella comenzó a recibir todo tipo de intimidaciones por vía electrónica también. Pudo abandonar Ciudad Juárez con la ayuda de la Mesa de Mujeres y fue una situación riesgosa dado que las personas que la amenazaban hacían un seguimiento constante de sus movimientos y de sus comunicaciones tanto reales como virtuales. Esto nos hizo pensar que tenemos que trabajar en medidas de seguridad creando protocolos tanto para la seguridad física como para las comunicaciones electrónicas y el uso de las herramientas y espacios en internet. Uno de las primeras medidas que hemos tomado es la de solicitar que nadie pueda entrar con su celular a una reunión donde se traten temas sensibles o con víctimas de violencia o sus familias. Sabemos que las personas son fácilmente rastreadas por medio de los GPS de sus celulares y también, si llega a haber informantes infiltrados, es sencillo grabar una reunión con el celular o sacar fotos o tomar un video de manera imperceptible.



DSP: Luego de esa experiencia con la periodista, ¿tomaron medidas de seguridad especiales?



MMCJ: Al comienzo no tomamos conciencia plena de lo ocurrido. Pensábamos que la persecución a esta compañera era por ser periodista y porque su accionar era muy visible. Pero cuando comenzaron a amenazar a otras integrantes que realizan trabajo de campo y son las encargadas de tomar denuncias y enviar alertas, vimos la necesidad de crear capacidades para la prevención como, por ejemplo, tener siempre un listado de teléfonos de emergencia a mano o contactos especiales en casos urgentes y medidas para dar respuesta inmediata a incidentes de inseguridad. Fue importante comenzar a crear protocolos internos para considerar, por ejemplo, qué casos conviene sacar a la luz pública, cuáles no, qué canales conviene utilizar para hacer las denuncias de acuerdo con los tipos de casos, qué figuras locales prominentes pueden ser aliadas en situaciones difíciles, etc. También vimos la necesidad de considerar cuál es la información confidencial que es preciso resguardar en lugar seguro fuera del país y cómo enviarla a ese lugar seguro.



DSP: ¿Pensaron entonces en la seguridad digital también?



MMCJ: Fue importante dar un primer paso y diseñar un protocolo de seguridad digital para la información que tenemos en nuestras oficinas, ya que temíamos que fuera robada o destruída. Así decidimos tener un disco duro externo para almacenar y respaldar nuestros archivos. Este disco duro se guarda fuera de la oficina. Además, decidimos que los datos personales de denunciantes, familiares o víctimas nunca aparecieran en los informes, sino que se guardan con confidencialidad también en otra parte. Tomamos medidas de seguridad con las contraseñas de computadoras y archivos e incluso hay información a la que sólo pueden acceder las coordinadoras de la organización y sólo ellas conocen las claves. No utilizamos el teléfono fijo ni los celulares para mantener conversaciones confidenciales y utilizamos Skype para nuestras llamadas telefónicas. Pero no siempre es sencillo implementar nuevas conductas en el trabajo diario.



DSP: ¿Qué tipo de dificultades encontraron para comenzar a incluir la seguridad digital en los protocolos de seguridad de la organización?



MMCJ: Recién hace un año y medio que comenzamos a implementar estas medidas y vimos que nos hacía falta tomar conciencia del peligro real que implica no resguardar nuestras comunicaciones en internet. Al principio había resistencia a cambiar las modalidades de trabajo, quizá con esa idea de que “a mí no me va a pasar”. O lo que es peor, encontramos que a veces nos convencemos de que si ocurre algo es parte del sacrificio que hay que hacer por trabajar por los derechos humanos y las mujeres en situación de riesgo. En este sentido, vimos que era necesario que el personal valorara también su propia seguridad personal y que, si bien es cierto que sabemos que organizaciones como las nuestras tienen que cumplir con su deber y su compromiso, las personas que trabajan en ellas realizan tareas valiosas y también deben ser protegidas y aprender a protegerse. Además, aprendimos que si perdemos información, no es sencillo reemplazarla y que si nos hackean o roban datos sensibles, ponemos en riesgo la vida de la gente que confió en nosotras dándonos esa información. Es una cuestión compleja, que debemos trabajar en profundidad. Estamos armando este protocolo y lo importante es ir avanzando con el consenso de todas las organizaciones involucradas.



DSP: ¿Pensaron en algún momento intervenir en la discusión sobre políticas públicas de seguridad digital?



MMCJ: No creo que sea lo más conveniente en este momento, dado el contexto de fuerte violencia por el cual atraviesa México y en particular la zona donde actúan nuestras organizaciones. Quizá sea un tema que podamos tomar más adelante, cuando se hayan superado los problemas candentes que atravesamos ahora. De todas maneras, es importante intervenir en estas discusiones para generar legislación que tenga en cuenta los derechos a la comunicación de usuarios y usuarias de internet. A esta altura, las defensoras de derechos humanos no queremos ni barreras ni obstáculos que puedan frenar nuestro activismo en todos los niveles, incluyendo el ciberespacio.



Imagen tomada de la serie “Presentación del mural para colocación de pesquisas de jóvenes”

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