Comencé mi primer trabajo pago cuando tenía 21 años en una organización feminista en Nueva Delhi. Fue un año más tarde, en 1997, cuando usé por primera vez el correo electrónico a través de una cuenta compartida de la oficina. Sólo teníamos esa cuenta porque un muchacho llamado Leo (ubicado en otro lugar en la ciudad, no recuerdo muy bien dónde) tenía una cuenta shell que compartía con algunas otras organizaciones no gubernamentales. Al año siguiente tuve mi primera cuenta de Yahoo de correo electrónico. Y entonces de repente todo se volvió muy diferente.
A veces me detengo a pensar qué opinaría yo misma en 1996 sobre mi trabajo y mi vida actual. Así que estaba fascinada y curiosa y podía de alguna manera relacionarme con la visión diferente de las cosas que tiene Edna Aquino. Hoy en día hay formas de organización, movilización y comunicación que las TIC hacen posible que no podrían haber existido antes. Sin embargo, las viejas formas de relacionarse aún prevalecen.
Edna me cuenta sobre el papel de las TIC en su trabajo como activista feminista y marxista y sobre las posibilidades y dificultades que enfrentan las defensoras de los derechos humanos con las que trabaja. Edna dice que llegó a la “mayoría de edad” política como activista de los derechos de las mujeres después de la Conferencia de la Mujer de Nairobi en 1985, aunque había estado muy involucrada en los movimientos activistas marxistas ya antes de esa fecha. Edna trabaja en Amnistía Internacional desde hace 15 años y ahora es jefa de la campaña de WLUML (Mujeres viviendo bajo leyes musulmanas) y de la Campaña “La violencia no es nuestra de cultura”. También ha colaborado con el Programa de apoyo a las redes de mujeres de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC) en la creación de un kit de herramientas de activismo en línea para las activistas por los derechos humanos de las mujeres.
Edna recuerda que las TIC se plantearon en la mesa de discusión en la Conferencia sobre la Mujer de Beijing en 1995 en el contexto de los derechos de las mujeres. “Esta fue una de las primeras veces que se abordó el tema de ‘las mujeres y las TIC’ y me siento orgullosa de haber sido testigo de la evolución del uso de las TIC por parte de las mujeres en la última década”. La experiencia de Edna muestra que las TIC han sido cruciales para la organización de las mujeres en todo el mundo. Durante el tiempo que estuvo en Amnistía Internacional descubrió que las TIC son una herramienta fundamental para organizarse, conectarse y comunicarse con las mujeres activistas: “De hecho, me permitió cuestionar el enfoque de Amnistía que consideraba necesario tener presencia en el terreno para organizar a los/as activistas. Encontré que estos espacios virtuales son muy importantes para compartir información de forma rápida y movilizar a la gente”.
A partir del correo electrónico y ahora los teléfonos móviles e internet, en especial las redes sociales, Edna considera que estas herramientas y plataformas son ahora fundamentales para prácticamente todas las campañas en las que trabaja. La campaña de WLUML es vista como una base de datos clave para cientos de suscriptores/as y el sitio web mismo ha recibido más de un millón de visitantes individuales en dos años.
Las particularidades de las mujeres como activistas y sus realidades significan que hay preocupaciones y problemas específicos a considerar cuando se utilizan las TIC para las campañas. Aunque las mujeres tengan acceso a los dispositivos técnicos (el teléfono móvil es el de uso más extendido), su acceso al reparto de conocimientos y habilidades es limitado. Teniendo en cuenta la supuesta facilidad de uso de los dispositivos, una mujer que se siente intimidada por los dispositivos tecnológicos siente menos inclinación a usarlos sin instrucción o guía.
Además, el “acceso” se complica más aún por el hecho de que los objetos tecnológicos se vuelven obsoletos rápidamente y hay presión para actualizar los dispositivos y el software de forma regular. Edna recuerda que cuando las computadoras portátiles se hicieron más comunes, muchas mujeres continuaron utilizando (y a menudo compartiendo) computadoras de escritorio, sintiendo la presión de tener mayor movilidad en línea o luchando con la expectativa de poder acceder a sus datos e informaciones en cualquier momento. Dado que los servicios 3G están por entrar en muchas partes del sur global, Edna predice que la brecha se expandirá porque las tarifas de internet aumentarán y se espera que las mujeres estén conectadas de continuo a través de sus teléfonos inteligentes.
Entrando más en detalles sobre el tema del acceso, Edna recuerda una preocupación que tenían las activistas por los derechos de las mujeres cuando recién empezaban a usar la tecnología. “En el ámbito de las TIC hay una tendencia de las feministas a asumir a veces la misma cultura de los activistas varones que ven la tecnología como un fin y no como un medio. He visto feministas expertas en TIC que hablan con un lenguaje inaccesible, alienante y muy masculinizado”. Edna cree que a veces las novatas en TIC se sienten presionadas para mantenerse al día y, por lo tanto, piensa que los/as expertos/as deberían ir por partes y simplificar las cosas, en lugar de asumir que todo el mundo está en un nivel similar de confianza y comprensión.
Al trabajar con el kit de herramientas para el activismo en línea de APC, Edna priorizó por encima de todo el empleo de un lenguaje sencillo y accesible: “por ejemplo, no se puede asumir que todo el mundo entiende lo que es un SO (sistema operativo) y lo que significa. Tienes que explicar constantemente las cosas con ejemplos y basarlos en realidades que las activistas por los derechos de las mujeres puedan entender. Es como cuando empecé a trabajar en cuestiones de derechos humanos a nivel internacional, me di cuenta de que estaba adquiriendo un lenguaje muy distanciado de mis colegas allá en Filipinas que no siempre podían entender mis enfoques y preocupaciones. Así que tuve que prestar atención y hacer el esfuerzo de simplificar mi forma de hablar”, reconoce.
Pero incluso después de estar familiarizadas y ser más hábiles en el uso de las TIC, las activistas se enfrentan a una serie de riesgos de seguridad. “Hay una tendencia a sentirse demasiado cómoda y a asumir que porque sabes cómo usar y operar objetos y dispositivos tecnológicos, los tienes bajo control. Esto no podría estar más lejos de la realidad”, advierte Edna. Teniendo en cuenta que ella no le daba importancia a la seguridad digital hasta que su cuenta de correo fue hackeada, Edna hace hincapié en la importancia de que las activistas sean conscientes de los riesgos que corren, ya sea por la naturaleza misma de las tecnologías digitales o, sobre todo, debido al tipo de trabajo que realizan.
Por ejemplo, el sitio web de WLUML recibió ataques (por escrito) de personas que se oponen a las ideas que allí se sostienen. Como resultado, tiene sentimientos encontrados respecto de la importancia de las leyes y políticas que rigen la libertad de expresión, teniendo en cuenta que hay grupos extremistas que se protegen bajo la “libertad de expresión”. En esencia, Edna cree que aún queda mucho por hacer para matizar esta idea, en lugar de demandar una mayor regulación por parte del estado.
En cuanto a la seguridad personal, Edna dice que “las mujeres tienden a ponerse siempre en último lugar, especialmente en tiempos de crisis y por esa lógica no sería raro que haya casos donde las mujeres no se preocupen por su propia seguridad”. Hablando de las defensoras en lugares tan diversos como América Latina e Irán, Edna enfatiza la necesidad de que no sean complacientes con la seguridad. “Lamentablemente, la seguridad se ve en retrospectiva. Rara vez se toman medidas de prevención y, por lo tanto, es necesaria una educación constante y actualizada sobre este tema”, manifiesta.
De cara al futuro, las preocupaciones de Edna pasan más por mejorar el acceso real a las TIC que tienen las defensoras. Aunque las activistas puedan tener acceso a los dispositivos técnicos, hay una necesidad de más capacitación y educación, por ejemplo, un apoyo universal en línea para las ONG y los movimientos que no pueden darse el lujo de tener soporte técnico propio o en línea; una base de recursos de expertos/as que ofrezcan servicios de forma gratuita o con costos mínimos; y una forma sistemática de poner en común recursos como el hardware que pueda ser reutilizado y compartido.
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Foto por APC.
Este artículo forma parte de la campaña “¡Conecta tus derechos! Los derechos en internet son derechos humanos financiada por la Agencia Sueca de Cooperación Internacional de Desarrollo (Sida).
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