Mientras escribo estas líneas, acaba de llegar a su fin nuestra campaña en internet “Respeto en línea, respeto fuera de línea”, que por 16 días puso de relieve la violencia contra mujeres y niñas, siguiendo los lineamientos de la campaña ¡Dominemos la tecnología! que invita a mujeres y niñas a utilizar las TIC para denunciar la violencia. Pero me doy cuenta de que nuestra campaña se vio trastocada por la violencia en mi país, la República Democrática del Congo, aunque no haya llegado cerca de la capital Kinshasa. Se estarán preguntando cómo es que el conflicto puede interrumpir una campaña que se desarrolla en línea o con eventos públicos realizados a 2.000 millas de distancia de donde está teniendo lugar la violencia.
Bueno, yo tengo una respuesta. La violencia que nosotras, las mujeres y las niñas, sufrimos cuando utilizamos las tecnologías de información y comunicación (TIC) es la misma violencia que conocemos fuera de línea.
En 2010, tres mujeres periodistas continuaron cubriendo la violencia sexual horrible y cruel que las mujeres sufren en la región de Kivu Norte, en el este de la RDC. El gobierno local trataba de mostrar a todo el mundo que la situación estaba bajo control y que, como de costumbre, las ONG de mujeres “exageraban” la situación, que el país había entrado en su fase de desarrollo y no tenía necesidad de ayuda humanitaria, que los rebeldes y otros grupos de milicianos que merodeaban con impunidad estaban pasando a formar parte del ejército regular o habían sido neutralizados por las diversas operaciones de desarme forzoso. Estas periodistas recibieron amenazas de muerte a través de SMS.
En noviembre de 2011, cuando la población monitoreaba el desarrollo de las elecciones generales utilizando SMS para informar y movilizar, el servicio de mensajes cortos se suspendió por tiempo indefinido en todo el país.
En 2012, cuando los rebeldes del M23 (un movimiento liderado por un ex rebelde cuyas fechorías contra la población civil se encubrieron misteriosamente en nombre de la paz) tomaron la ciudad de Goma, lo primero que hicieron fue cortar todas las señales de radio que se emiten desde la capital Kinshasa.
Así es que en estos años no ha sido fácil llevar adelante nuestra campaña como la habíamos previsto. Nuestras hermanas de los medios de comunicación tuvieron miedo y decidieron dejar de hacer los programas por razones de seguridad. Se cortaron los servicios de SMS, que para nosotras es la forma más barata de movilizarnos y llegar a nuestras seguidoras y activistas. Se suprimieron los programas que estábamos haciendo en los medios en Kinshasa para sensibilizar a la población respecto de la violencia contra las mujeres y no logramos llegar a las mujeres que estaban en riesgo.
La violencia contra las mujeres en línea, las redes sociales o los teléfonos celulares es tan real como la violencia que experimentan fuera de línea. Es real para las jóvenes que se vuelven paranoicas porque un “chistoso” vigila todos sus movimientos y los publica sin tapujos en la red. Es real para los niños y niñas que pierden la concentración en la escuela o, peor aún, se suicidan a causa de información que se publica sobre ellos/as en Facebook. Esto significa que la violencia y los perpetradores se han adaptado a una herramienta que, en lugar de ayudarnos a luchar por nuestros derechos y libertades, a aprender, a socializar, ha comenzado a producirnos miedo, a encerrarnos para que no nos adentremos en terrenos que no nos estarían reservados.
Lean cómo las mujeres de todo el mundo trabajan para que la vergüenza cambie de bando… cómo crear una masa crítica en contra de la violencia hacia las mujeres… y más allá de eso, cómo comportarse como sobrevivientes… usando todas las ventajas que la tecnología nos da, incluyendo la capacidad de mantener anónima nuestra actividad en la red…
En esta edición de fin de año de GenderIT.org, la nueva autora Jen Thorpe de Sudáfrica comparte su artículo titulado El mundo en línea puede ser aterrador, pero también un espacio de mutuo empoderamiento. Jen analiza cómo otras mujeres, e incluso ella misma, se han enfrentado a la violencia y el abuso en línea, y describe las estrategias posibles para ser una sobreviviente y no una víctima.
En su artículo Dime qué red social usas y te diré cuál es tu lucha, la escritora Florencia Flores desde Argentina explora las conexiones entre violencia contra las mujeres y plataformas en línea, analizando las subculturas que emergen en ellas, y cómo las prácticas de trolling y los tipos de violencia varían de un espacio a otro.
Las/os invito a repasar todos los artículos, las conversaciones feministas, los recursos y los anuncios que aparecen en esta edición de GenderIT.org que recoge algunas de las ideas y debates surgidos durante la inspiradora campaña ¡Dominemos la tecnología! de 2012. Hagamos que la vergüenza cambie de bando.
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Imagen: compilación de imágenes y banners usados durante la campaña ¡Dominemos la tecnología!
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