Los eventos paralelos a la reunión de la Comisión sobre la condición social y jurídica de la mujer (CSW) no tienen lugar en la sede principal de la ONU sino en edificios aledaños. El lunes 8, primer día de la segunda semana de reuniones, me subí, corriendo, al ascensor del Church Center. Estaba llegando tarde a un panel sobre medios y web participativa. Éramos tres mujeres en el ascensor. Después de hablar del tiempo (todo el mundo estaba de buen humor porque había subido la temperatura y salido el sol) comentamos brevemente a dónde íbamos. Les conté que iba a un panel sobre internet y una de ellas decidió cambiar sus planes y venir conmigo.
La sala estaba repleta, lo cual me llamó bastante la atención. Muchísimas personas con las que me había cruzado en la conferencia sólo se iban a quedar la primera semana, porque para muchas organizaciones (incluida la nuestra) era imposible financiar dos semanas en Nueva York.
Cuando llegamos ya había empezado a hablar Usha Venkatachallam, de la organización WLP. Contó la experiencia de capacitaciones en TIC para jóvenes en Jordania y mostró todo lo que se puede lograr en dos días. El objetivo era diseñar campañas en internet sobre temas definidos por ellos mismos: casamiento precoz, violencia doméstica, jóvenes y voluntariado. Para darles más confianza a las chicas y generar condiciones de igualdad se trabajó exclusivamente con facilitadoras mujeres y jóvenes. Los chicos trabajaron en grupos y armaron campañas en Facebook, hicieron videos que subieron a YouTube, y una vez terminada la capacitación estas herramientas fueron adoptadas y promocionadas por la Comisión Jordana de la Mujer.
Sonali Khan, de Breakthrough, habló de Bell Bajao (Tocá el timbre) una campaña realizada en India en contra de la violencia contra las mujeres. La campaña combinó campañas de radio y televisión, expresiones artísticas en el ámbito comunitario (como títeres y teatro) y camionetas que proyectaban videos por todo el país. Este tipo de estrategias era clave ya que en India el acceso a internet sigue siendo un privilegio de las clases medias urbanas. El mensaje era sencillo: ante la sospecha de que una mujer esté siendo maltratada, la campaña apuntaba a lograr reacciones concretas: tocar el timbre, llamar por teléfono, ser testigo, denunciar.
(ver más videos de la campaña)
Lina Abou-Habib (de CRTD.A/WLP Lebanon) habló de la campaña de Facebook que se está llevando a cabo en el Líbano por los derechos de ciudadanía de las mujeres: tanto en el Líbano como en otros países árabes las mujeres no pueden transmitirles la ciudadanía a sus hijos o esposos. La campaña cuenta con más de 20.000 miembros y uno de los primeros fue el ministro del interior anterior. A través de esta herramienta las mujeres cuentan sus historias y explican cómo las afecta este problema legal. Muchas personas de los medios se unieron y las actualizaciones inspiraron artículos e informes. Se dieron discusiones a favor y en contra de la campaña, en las que participaron líderes políticos y religiosos. Un equipo de voluntarios se ocupa de explicar y eventualmente refutar los argumentos políticos. Otra de las ventajas fue que se logró contactar a la diáspora libanesa, que en su mayoría manifestó su apoyo.
La última intervención fue de Heidi Boisvert, de Breakthrough, que se centró en una nueva herramienta para sensibilizar a públicos más masivos: los videojuegos. Empezó enumerando los diferentes mitos que rodean a los videojuegos: sólo juegan los hombres jóvenes, es una práctica que lleva a la violencia, etc. Si bien hay muchos juegos que reproducen prácticas discriminatorias (no es necesario hacer un análisis de género muy sofisticado para ver que la representación de las mujeres la mayoría de las veces es estereotipada y objetificada) es posible reconfigurar estos espacios. Heidi contó la experiencia de “Iced”, un juego que refleja lo que está pasando en el sistema de inmigración de Estados Unidos (y que coexiste con juegos como “Border patrol”, que consiste básicamente en eliminar mexicanos). Es así como los y las jugadoras asumen el rol de diferentes inmigrantes, cuyas historias son síntesis de casos reales. Uno de estos personajes es Ayesha, una chica india que está legalmente en el país pero que es perseguida por el FBI desde que escribió un ensayo en el que denuncia violaciones a derechos humanos a partir de los atentados del 11 de setiembre de 2001. Hasta ahora se han realizado 200.000 descargas en todo el mundo.
En este panel se volvió a hacer evidente la contradicción que venimos viendo desde que empezaron las reuniones: cada vez menos atención por parte de la agenda oficial a la sección J de la Plataforma de Acción de Beijing sobre medios y tecnología y cada vez más interés y necesidad, por parte de feministas de diferentes orientaciones y países, de conocer, aplicar, cambiar y entender la tecnología y sus dinámicas.
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