Maria Suárez hace referencia al punto “J” en un artículo donde analiza por qué la Sección J no fue un tema prioritario durante el encuentro de Beijing +10 en 2005.
“En el mundo globalizado de hoy, los medios y las tecnologías de información y comunicación tienen un papel definitorio en las agendas... Estar en los medios equivale a tener un lugar en el mundo; por lo tanto, dejar afuera a los medios realmente significa “estar por fuera”. Una buena manera de ser relevantes es poner a los medios en manos de las mujeres – incluyendo la toma de decisiones – y apoyar a los medios y las TIC de las mujeres, sobre todo los esfuerzos de los medios comunitarios para contrarrestar estas tendencias. Mientras no suceda esto, las palabras no ayudarán demasiado al progreso de las mujeres, aunque se asuman compromisos en otras secciones de la agenda, como la violencia contra las mujeres, la salud, la participación política, la pobreza, etc” (Suárez, 2005).
Cinco años después, ¿podemos decir que eso ha ocurrido? ¿O sigue habiendo debates circulares sobre el “desarrollo” que perpetúan la falsa dicotomía entre “temas difíciles” como el acceso al agua y la vivienda, y “temas fáciles” como el derecho de las mujeres a poseer, acceder, usar y definir herramientas y plataformas mediáticas y de comunicación? ¿Seguimos sintiéndonos obligadas a “elegir” entre la batalla para terminar con la violencia contra las mujeres o erradicar la pobreza y la lucha por nuestro derecho a la libertad de expresión, el acceso a la información y a poder contar nuestras propias historias?
Como dice Suárez, los medios y las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) tienen un papel clave en las principales áreas de interés de la Plataforma de Acción de Beijing. Por tanto, tiene sentido que nuestro activismo se encuentre intrínsecamente conectado y que no sea necesario “elegir”. Si este es el caso, la pregunta pasa de la necesidad de optar a la de cómo “acrecentar la solidaridad feminista o entre las mujeres en torno de una agenda política que convierta a las TIC en un tema feminista”, como dice Natasha Primo (2005).
Esta cuestión adquiere aún más sentido en la medida en que las activistas por los derechos de las mujeres (nos incluimos) y los gobiernos nos preparamos para encontrarnos en la 54h sesión de la Comisión sobre el Estatuto de la Mujer a fin de analizar la implementación del Plan de Acción de Beijing y compartir buenas prácticas para superar obstáculos y enfrentar nuevos desafíos, incluso los relativos a los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Como Programa de apoyo a las redes de mujeres (PARM) de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC), decimos que las TIC constituyen un tema feminista y de derechos de las mujeres. Queremos compartir experiencias que ayuden a modificar la relación utilitaria que el movimiento de mujeres ha tenido con los medios y las herramientas de TIC (Primo, 2005) y dejar claro que no hay necesidad de optar. Queremos encontrar el punto “J” de las mujeres, junto con otros y otras activistas y aliados/as con los que, en estos años, hemos tenido el privilegio de trabajar y aprender.
Junto a socios tales como Feminist International Radio Endeavour, International Women’s Tribune Centre, FEMNET y Femlink entre muchos otros, el PARM de APC ha tenido una rica y duradera historia de trabajo sobre la Sección J y la Plataforma de Acción de Beijing, con el objetivo de hacer de los medios y de las TIC el centro del trabajo del movimiento de mujeres.
¿Cómo pensamos continuar con todo esto en el encuentro de Beijing +15 y más allá?
Mostrando y compartiendo información en forma práctica sobre cómo es que las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres reclamaron y reclaman la tecnología y los nuevos medios en su trabajo a fin de terminar con la violencia de género. Continuando con los esfuerzos a fin de sacar a “los medios y las TIC” de lo que se ha convertido en el ghetto de la Sección J e insertarlos donde sea que estemos.
¿Crees que las TIC no tienen nada que ver con derechos sexuales? Pensá otra vez. El proyecto de investigación EROTICS del PARM de APC estudia las formas en que internet y las políticas de TIC definen las prácticas sexuales de las mujeres que viven en diferentes contextos sociopolíticos, económicos y culturales como India, Líbano y Brasil. Las mujeres rurales necesitan soluciones de ingresos y no tecnología? El Fondo de pequeñas becas GenARDIS ha dado sustento a docenas de iniciativas locales que ayudan a las mujeres agricultoras a apropiarse de las TIC para asesorarse, intercambiar recursos o conseguir mejores precios de mercado.
El proyecto “Fortalecer el uso estratégico de las TIC por parte de las mujeres para combatir la violencia hacia las mujeres y las niñas” del PARM de APC, que cuenta con apoyo del Fondo de MDG3 del gobierno de Holanda, expone las conexiones entre violencia contra las mujeres y TIC en práctica, política y legislación en 12 países, reforzando el “know how” de mujeres y niñas para poner fin a la violencia y colocar la tecnología en sus manos.
Usando los informes nacionales que publicamos en la última edición de GenderIT.org como punto de partida, varios socios del proyecto realizaron talleres consultivos e Intercambios Feministas de Tecnología (FTX) mediante los cuales ayudaron a comprender el papel que la tecnología puede jugar en pos del fin de la violencia contra las mujeres. Las mujeres están reclamando el poder y el control sobre el modo en que están representadas usando las TIC. Durante las capacitaciones de FTX, las mujeres de Uganda y Sudáfrica produjeron historias con sus propias palabras y voces, es decir, en sus términos. La diversidad de relatos que hicieron destruye el cómodo mito de que la violencia contra las mujeres pertenece a un entorno pobre, negro y del Sur global.
Muchos de nuestros socios de los 12 países en los que estamos trabajando se vieron enfrentados al mismo argumento que nos llevó a hacer preguntas: “¿dónde está el punto “J” de las mujeres?”. Su respuesta, al igual que la nuestra, fue mostrar lo importantes que son las TIC en cuanto a los derechos de las mujeres. En esta edición de GenderIT.org publicamos dos artículos de análisis que cruzan informes nacionales de América Latina y de Asia que muestran la importancia de unir los puntos entre derechos de las mujeres, violencia contra las mujeres y TIC, siendo que existe una comprensión pobre de lo que ocurre en ambas regiones.
Sin duda nos enfrentaremos a muchos desafíos mientras tratamos de realizar análisis feministas en cuanto a las intersecciones entre la violencia contra las mujeres y las TIC en los procesos de políticas de TIC nacionales, regionales y globales, y construir y fortalecer la capacidad de las mujeres, las niñas y las organizaciones de derechos de las mujeres para poder usar, reclamar y definir las TIC a fin de terminar con la violencia contra las mujeres y las niñas. Cualquiera que sea el futuro que nos aguarda, es probable que sea más fácil encontrar el punto “J” – іporque es de esperar que lo hallemos en más de un lugar!
Referencias
Primo, N. (2005) “Digital solidarity and the10-year review of the Beijing Platform for Action” in Agenda, 64.
Suárez, M. (2005) ‘Where is women’s “J” spot?’ disponible en http://www.radiofeminista.net/feb05/notas/jpoint.htm, sitio consultado el 16 de febrero de 2010.
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