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Hola Liliana ¿Me Escuchas?
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¡Siii muy bien!
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¡Ayy que felicidaad!
Las mujeres que realizaron la primera llamada telefónica móvil en el municipio de Buenos Aires – Cauca, Lilian y Liliana, a través de la red celular implementada por el equipo de redes comunitarias de Colnodo, con el apoyo de diversos actores, inauguraron el fruto del esfuerzo de mujeres y hombres líderes de comunidades campesinas, afrodescendientes, indígenas y excombatientes.
Un nuevo tiempo para la reconstrucción comunitaria
La firma del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) llenó de esperanza a mujeres y hombres indígenas, afros, campesinos y excombatientes del municipio de Buenos Aires, ubicado en el departamento del Cauca, al suroccidente de Colombia. Esto permitió un tiempo de reconciliación y un nuevo escenario para trabajar de manera conjunta por el bienestar del territorio.
Fue en el 2017 cuando el equipo de Redes Inalámbricas de Colnodo con el apoyo de diversos actores nacionales e internacionales como Internet Society, la Asociación para el progreso de las comunicaciones (APC) y Rizhomatica realizaron la primer visita a Buenos Aires- Cauca. Allí se reunieron con varias comunidades locales para trabajar de la mano e identificar las necesidades de su territorio, entre ellas la importancia de contar con redes de comunicación celular, internet y lograr apropiarse de las tecnologías de información y comunicación.
A partir de este encuentro se asumió el reto de crear una infraestructura de comunicaciones propia adaptándola a las necesidades e intereses locales con el liderazgo de los diversos actores del proyecto.
Hoy, varios años después, no sólo se ha logrado la implementación de la red celular, sino que además se ha desplegado una red con contenidos locales y de acceso a internet que ha sido construida a partir de un proceso participativo con las mujeres y los hombres de la comunidad y el equipo técnico conformado a lo largo de este proyecto.
“Nuestro objetivo principal es llevar conectividad a estas zonas rurales, contribuir a la construcción de su propia infraestructura de telecomunicaciones y que estas comunidades se apropien de la tecnología. Siempre he creído que la ingeniería está hecha para brindarle beneficios a la comunidad y considero que con mis conocimientos y mi aporte puedo ayudar a disminuir y cerrar la brecha digital en mi país”, afirma Angie Contreras, estudiante de ingeniería y participante del área técnica del proyecto de Colnodo.
Las redes comunitarias tienen como objetivo el acceso inalámbrico a diferentes tipos de recursos y servicios disponibles ya sea en internet o en una red local y se caracterizan por ser diseñadas e implementadas con la meta de contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades. La participación de la comunidad es un factor clave para el proceso de instalación, operación, mantenimiento y sostenibilidad de la red.
Lilián Chamorro es ingeniera y consultora líder del proyecto de Redes Inalámbricas de Colnodo y ha participado activamente desde que inició el proceso de conectividad dirigida principalmente a zonas rurales de Colombia. Para Chamorro, este proceso de implementación de la red inalámbrica no solo significa “llevar conectividad”, también consiste en que la comunidad “se apropie y sea autónoma frente al tema”, que los habitantes logren el sostenimiento de la red sin depender de entes externos, sea Estado o una empresa privada. Para lograr esto, es fundamental los habitantes sean agentes activos de cambio, y principalmente que todo lo anterior contribuya a cerrar la brecha digital a través del aprovechamiento de las nuevas tecnologías.
Impulsar la participación de las mujeres
Lilián trabaja en Colnodo con un equipo técnico en el cual el 90% son mujeres y destaca lo importante que ha sido la vinculación de sus compañeras en el proceso de instalación de la red. “Estar unidas nos ha hecho ganar confianza, hemos buscado nuevas formas de trabajar con el fin de resaltar nuestro esfuerzo en el campo como ingenieras”, señala.
Existen varias maneras en las cuales las mujeres de la comunidad pueden aprovechar la red comunitaria, como realizar con mayor facilidad sus actividades cotidianas y comunicarse con sus familias cuando salen a trabajar. El tener la facilidad de comunicarse o hacer seguimiento a sus hijos mientras se quedan en la casa es una posibilidad muy valiosa para ellas. Incluso el que puedan capacitarse, estar en comunicación con otros actores de la comunidad, fortalecer sus propios procesos productivos e incluso acceder y consultar en internet nuevas recetas culinarias, hace que su calidad de vida y la de su entorno mejoren de manera significativa.
“Nuestro objetivo es identificar cuáles son los usos más efectivos para que la comunidad pueda emprender nuevos caminos y nuevos proyectos a través de la red. Quizás puedan existir algunas desventajas para las mujeres, pues hemos identificado que ellas llevan dobles roles que les impiden su participación en ciertos espacios de discusión o de implementación. Nuestro reto es encontrar actividades puntuales en las que todas se sientan cómodas y puedan aportar sin descuidar sus demás ocupaciones”, reflexiona Lilián Chamorro.
Desde el comienzo del proyecto, se ha incentivado a las mujeres de la comunidad de Buenos Aires a involucrarse en las distintas fases que tiene la implementación de la red. Han participado en la parte técnica, pues algunas de ellas tienen estudios o conocimientos en el área, también en la parte administrativa, en la organización y la logística del proyecto, entre otros roles.
“La participación de las mujeres ha sido clave en este proceso de instalación. Hemos encontrado mujeres interesadas en capacitarse y participar en los diferentes momentos de la implementación y mantenimiento de la red en su territorio”, puntualizan en el equipo de coordinación.
A través de una red inalámbrica es posible acceder y brindar diferentes servicios que cubran las necesidades reales de la comunidad de manera que las personas hagan uso de los mismos. Servicios básicos como navegar en internet, acceder a contenidos en línea, usar el correo electrónico, entre otros, son la base para que las personas comiencen a beneficiarse de la red.
Las tecnologías de información y comunicación pueden brindar muchas oportunidades para mejorar la calidad de vida de las personas en temas como acceso a la educación, a los conocimientos y expresiones culturales, a la atención de la salud y al fortalecimiento de proyectos productivos. La implementación de la red es una oportunidad para que las mujeres de la comunidad utilicen los espacios digitales, y para que rompan las limitaciones que quizás han tenido a nivel político, social y organizativo dentro de la región.
“Tenemos que lograr cerrar las brechas a nivel local, comenzando desde el espacio físico para llevarlo al entorno digital. Si las mujeres nos empoderamos de estas herramientas podremos vencer muchos miedos y desligarnos de estereotipos que en tantas ocasiones nos hacen perder la confianza porque no creemos en nuestras capacidades para manejar herramientas tecnológicas”, dice Chamorro.
Superando discriminaciones y estereotipos en el ámbito tecnológico
Infortunadamente el uso de los entornos digitales suele verse marcado por el machismo y la violencia contra las mujeres. Por esto resulta importante para este proceso de implementación concientizar y sensibilizar a la comunidad para combatir los discursos de polarización y odio. También es importante impulsar mecanismos locales de apropiación social de las tecnologías que incluyan procesos de capacitación en el aspecto técnico de implementación y mantenimiento de la red.
Considerando la importancia de fortalecer más el papel de las mujeres de la zona en la operación de la red comunitaria, en julio de 2019 se realizó un taller con mujeres lideresas de las comunidades aledañas. Las actividades estuvieron destinadas a mostrar el rol de las mujeres en diversos ámbitos de la sociedad, a discutir sobre el potencial de la tecnología y proponer iniciativas y procesos basados en ellas para la gestión en sus territorios.
“Reconocer el rol de las mujeres en los procesos de comunicación y apropiación de la tecnología es uno de los objetivos principales de estos talleres de sensibilización, conversación y construcción colectiva de saberes. Estos encuentros son una oportunidad para diseñar estrategias con una mayor participación de las mujeres y el aprovechamiento de las tecnologías disponibles y de la red comunitaria. Tenemos que seguir trabajando para contribuir al cierre de la brecha digital de género que está aún más acentuada en mujeres de zonas rurales. Vemos que a pesar de las grandes limitaciones de conectividad y acceso a información, las mujeres encuentran de manera creativa modos eficientes de comunicarse y de fortalecer sus redes locales”, considera Olga Paz Martinez, directora de proyectos de Apropiación de Tecnologías de Colnodo.
En el encuentro de mujeres, las participantes resaltaron el amor al trabajo en el campo, los sueños que tienen para el futuro del territorio, como por ejemplo la construcción de una carretera o fomentar el turismo para potenciar la economía de la comunidad. Además, manifestaron que gran parte de la comunidad no cuenta con conocimientos básicos del uso de tecnologías y el desconocimiento de las herramientas que ofrecen las redes sociales hace que se haga un uso inapropiado de algunas plataformas. Estos son factores que en muchas ocasiones limitan el uso de la tecnología o pone a las mujeres en riesgo.
Esta situación plantea desafíos para continuar abriendo espacios de diálogo y de construcción colectiva con perspectiva de género y en favor de la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres en el entorno digital. También es necesario seguir desarrollando más estrategias que permitan el empoderamiento de las mujeres, favoreciendo su participación en todo el proceso de instalación y operación de una red comunitaria.
Valorando la apropiación de las tecnologías en la comunidad
Nathaly Ordóñez Chirimuscay es la administradora local de la red comunitaria en Buenos Aires-Cauca y ha estado involucrada desde los comienzos del proyecto. Actualmente, es quien hace el seguimiento organizativo y de sostenibilidad de la red, reporta problemas técnicos, coordina las reuniones locales y apoya la gestión de soporte local. Para ella, el mayor reto que tuvo al inicio de la implementación fue convencer a la comunidad de que el proyecto sería un éxito y que principalmente se trataba de un trabajo serio y real.
Nathaly resalta la oportunidad que la red comunitaria le brinda al acceso a la educación. “Es el momento de incentivar a todas las mujeres, incluso a que algunas aprendan a leer y escribir, para facilitarles el manejo de computadores y de dispositivos móviles”. Sin embargo, de allí nace otro reto para la comunidad y es tener los recursos económicos para acceder a equipos tecnológicos adecuados.
“No ha sido una tarea fácil. Al principio las mujeres tuvieron muy poca participación en el proyecto, pues no tenían un mínimo conocimiento de las comunicaciones ni de las redes. En el transcurso de la implementación se han ido involucrando y ahora están muy interesadas y emocionadas por aprender y apropiarsen cada día más”, dice Nathaly.
Aunque son muchos los retos para que más mujeres se apropien y continúen la gestión de la red comunitaria, este proceso representa una gran oportunidad para promover nuevos espacios de participación y construcción de ambientes armoniosos y equitativos donde las mujeres puedan sentir que están aportando a su construcción e implementación y que su rol es valorado.
La participación de las mujeres desde sus saberes y fortalezas enriquece el trabajo colectivo y brindan seguridad y autonomía. Además, abre oportunidades para inspirar e involucrar a otras mujeres de la comunidad, mujeres diversas que desde sus conocimientos, preguntas y necesidades tienen mucho para contribuir a la sostenibilidad de la red.
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