“Mi hija me pidió que la cambiara de escuela”, comentó la joven madre. “Quiere cursar en una escuela secundaria que tenga la especialidad en ciencia y tecnología. Piensa ser bióloga y me dice que necesita saber bien química y física para desarrollar su carrera”. La escuché con cierta envidia. La hija apenas tiene trece años y su madre está dispuesta a cambiarla de escuela para que pueda desarrollar su vocación con los conocimientos necesarios aprendidos desde la adolescencia. Lejos está esta joven mamá de hacerle a su hija la pregunta crucial que sacudió a muchas mujeres de generaciones anteriores: “¿Científica? ¿Ingeniera? ¿Y qué vas a hacer cuando te cases?” ¿Cuántas posibles buenas científicas, técnicas y matemáticas optaron por los profesorados terciarios en esas disciplinas “porque siendo docente vas a poder atender a tu familia” y jamás se animaron a pisar la universidad?


El dilema que se les plantea a muchas mujeres hasta el día de hoy en su relación con la ciencia y la tecnología puede verse en las estadísticas universitarias y las de los organismos dedicados al desarrollo de estos conocimientos. En la mayoría de los países, la participación de las mujeres en la matrícula de las carreras de ciencias exactas o ingeniería el número es bajo, semejándose a los guarismos de países como Estados Unidos (alrededor de 20%). A manera de ejemplo, comparado con el alto número de


mujeres que continúa optando por los estudios en psicología, ciencias sociales, periodismo y educación, la Universidad Tecnológica Nacional de Argentina, con filiales en todo el país, sólo cuenta con 19,6% de alumnas mujeres, mientras que las carreras de ciencias exactas en todas las universidades nacionales apenas alcanzan un promedio de 24% de alumnado femenino.


En el área de la investigación científica, la situación se repite. Mientras que en Uruguay el 56% de los investigadores son mujeres, en El Salvador llegan al 20%. En Argentina, Bolivia y Brasil el componente femenino es de alrededor del 40%, mientras que en Ecuador y Panamá la participación femenina llega al 30%. La mayoría de estas mujeres se ubica en el campo de las ciencias duras. Se observa además que, a medida que se sube en la jerarquía dentro de los organismos para la investigación científica, el número de mujeres en puestos de decisión va disminuyendo y es prácticamente nula su presencia en los altos cargos de dirección de estos centros de investigación.


Existe todavía una pesada carga cultural sobre las mujeres relacionada con las expectativas de rol asignadas por una sociedad que viste un maquillaje moderno, pero sigue sosteniendo valores tradicionales en materia de relación entre los géneros. Los estereotipos sociales también juegan sus cartas. La creencia de que las mujeres no son buenas en ciencias y tecnología en comparación a los varones suele ser atribuida a limitaciones biológicas del sexo femenino más que a la existencia de estereotipos de género en el material didáctico, en los métodos pedagógicos y en el diseño tecnológico, lo cual contribuye a ampliar la brecha entre los géneros en lo que refiere al uso de las nuevas tecnologías, incluyendo las nuevas tecnologías de la comunicación y la información.


¿Es necesaria la perspectiva de género en el mundo de las TIC?


Aplicar una perspectiva de género para analizar el mundo de las TIC implica comprender las relaciones de poder dentro de la

sociedad. Tomar conciencia de estas relaciones supone tomar conciencia de las relaciones de poder desiguales entre mujeres y hombres, Norte y Sur, ricos y pobres, campo y ciudad, personas con y sin conexión a redes electrónicas –dentro de las comunidades locales, de los países soberanos y en el ámbito internacional. [1]


En el campo de la tecnología, incluyendo las TIC, existen estudios e inves tigaciones sociales que nos hacen notar que existe un concepto sumamente equivocado que considera a las tecnologías como “neutrales en materia de género”. Mientras que el uso de la perspectiva de género para el análisis en los campo social, económico, político y cultural ha logrado numerosos avances en la búsqueda de la igualdad de oportunidades y equidad en el acceso a esas oportunidades para varones y mujeres, se cree que no hay necesidad de aplicarla en lo que respecta al desarrollo de la tecnología. No obstante, son varias las investigadoras que se han referido a las TIC como “un nuevo club de hombres”, un mundo dominado por parámetros masculinos que pretende que las mujeres se adapten a las tecnologías tal cual están planteadas sin tener en cuenta que en muchos casos su configuración responde netamente al mundo simbólico masculino.


El Programa de apoyo a las redes de mujeres de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (PARM de APC) en el cual trabajo, considera que la relación entre género y tecnología debe ser analizada de modo integral, teniendo en cuenta el análisis de las tecnologías desde una perspectiva cultural. Esta perspectiva de “tecnología como cultura” va más allá del actual punto de vista sobre la exclusión de la participación de las mujeres en el mundo de la tecnología. En los análisis culturales de la tecnología, las tecnologías son consideradas como “productos culturales”, “objetos” o “procesos” que cobran significación cuando son incorporados a la vida diaria. Si consideramos que la tecnología ha sido definida desde una perspectiva principalmente masculina, el cambio se origina a partir de una total reevaluación de las tareas técnicas y de las habilidades tecnológicas específicas ejecutadas por las mujeres, incluyendo su remuneración.


A la luz de este marco de trabajo, transformar las relaciones de género en el campo de la tecnología no se centra solamente en acceder al conocimiento sino en crearlo. Esto significa trabajar en el ámbito de las definiciones, creando significados y una cultura tecnológica con perspectiva de género.[2]


Los niños y las niñas frente a las computadoras


Está comprobado que durante los primeros años de la niñez, varones y mujeres se sienten interesados por exactamente los mismos juegos y programas de computación. Los programas educativos y juegos electrónicos tienen la misma aceptación para ambos sexos. Pero, al pasar los primeros años de la escuela primaria, ya sus intereses comienzan a estar determinados por cuestiones de género. [3] Los niños muestran una tendencia a los juegos de guerra y las niñas se conforman con vestir virtualmente a las Barbies. ¿Es esa una tendencia “natural” o creada por la cultura dominante? La amplia mayoría de los juegos para computadora está pensada en términos de los estereotipos masculinos: violencia, competencia, rapidez, efectividad, demostración de fuerza. Allí se suceden monstruos, fantasmas, superhéroes, aviones y autos a máxima velocidad. Mientras que las niñas deben conformarse con decidir de qué color será la ropa con la que vestirán a su muñeca hoy.


Que los juegos de computación basados en Barbie se vendan de a cientos, poco tiene que ver con los intereses reales de las niñas. Deberíamos pensar qué lleva a que los adultos compren ese tipo de juegos para las niñas o que ellas mismas los soliciten al verlos en las góndolas de los supermercados y jugueterías. Más allá de una profusa publicidad, los estereotipos y expectativas de rol se transmiten a diario y marcan las elecciones también de los juguetes y entretenimientos para la niñez.


Los juegos violentos repletos de monstruos son rechazados por la mayoría de las niñas. ¿Será que les causan miedo? ¡Nada de eso! Los fabricantes, que son avezados en los estudios de marketing, encuentran que a las niñas los monstruos no les interesan. Son otros los juegos que despiertan su fantasía y las acercan a la computadora.


La Comisión sobre Tecnología, Género y Educación Docente de la Fundación Educativa de la Asociación Americana de Mujeres Universitarias dio a conocer un informe [4] sobre estas cuestiones, luego de dos años de investigación. En él llegaron a la conclusión de que las niñas encuentran a los juegos de computación muy aburridos, repetitivos y violentos. Sus preferencias se vuelcan en las actividades y entretenimientos en los que haya simulación, interacción y uso de estrategias. También demuestran interés por utilizar programas que las ayudaran a resolver problemas concretos y crear comunidades de interés y amistad.


Los fabricantes de juegos de computación coinciden con es te estudio en que las chicas se inclinan más “por juegos con relatos ricos, ambientados en mundos que pueden explorar a su propio ritmo” [5] También muestran interés por relacionarse con otras chicas de su edad, por lo cual las posibilidades de desarrollar chats o intercambios a través de weblogs las entusiasman. Los weblogs también las animan a escribir sus diarios íntimos o a crear guiones de relatos complejos.


Pero, ¿es indispensable centrarse en los intereses de los varones o de las niñas, ya sea como estereotipo o no? La profesora Seymour Pappert, del Laboratorio Multimedia del MIT en Massachussets, EEUU, considera que esta es una táctica equivocada. Su experiencia en la creación de juguetes y juegos interactivos para acercar a los niños a la programación le dice que los diseñadores de software deberían inventar juegos que sean para la gente, inclusivos y no discriminatorios de los intereses de unos y otros.


Según Pappert, cuando se creen estos programas, las chicas usarán la computadora con el mismo entusiasmo y la misma disposición que los chicos. [6]


La tendencia actual se acerca a la opinión de esta experta. En algunos países, las mujeres constituyen una franja importante de las usuarias de juegos de computación. Corea del Sur se lleva las palmas. El 69% de los usuarios de estos juegos son mujeres, mientras que en Estados Unidos la cifra llega al 39% y en el Reino Unido al 25%. Los juegos más exitosos son “La leyenda de Zelda”, “Los Sims” y “Príncipe de Persia: las arenas del tiempo”. Según los especialistas, este último juego atrae por igual a varones y mujeres por la profundidad de su historia y por sus personajes. [7]


El movimiento de mujeres y feminista se apropia de las TIC


A partir de las necesidades de comunicación que surgieron en el movimiento de mujeres y feminista en relación a las grandes conferencias mundiales convocadas por Naciones Unidas en la década de los 90 (Eco 92, Conferencia sobre Población y Desarrollo en El Cairo, 1994, y Conferencia Mundial de la Mujer, en Beijing, en 1995), el uso de las TIC se convirtió en algo habitual. El cabildeo, las discusiones en listas electrónicas o en línea, los foros electrónicos, las publicaciones, los servicios de noticias, las radios feministas en línea, los sitios y portales web para dar a conocer las luchas por los derechos de las mujeres se convirtieron en instrumentos para el avance de las mujeres en su apropiación del ciberespacio.


El uso no es sólo instrumental, sino que también se impulsa un uso estratégico de las herramientas TIC para el logro de objetivos comunes en materia de participación virtual y real y de incidencia en las políticas públicas para cambiar legislaciones discriminatorias y crear nuevas normas para una sociedad inclusiva, con igualdad de oportunidades para todos y todas.


Una de las primeras redes de mujeres que usó el correo electrónico en la región latinoamericana para trabajar con la comunidad fue Modemmujer. [8] En 1992, Beatriz Cavazos Siller, mexicana y una de las cofundadoras de Modemmujer -una exitosa red de información en la región-, empezó a usar el correo electrónico para comunicarse con Yucatán, al Sur del país, donde las organizaciones de mujeres se sentían aisladas y tenían muy poco acceso a la información. El correo electrónico resultó un medio de comunicación poco costoso en comparación con el teléfono, el fax y el correo tradicional.


En 1995, pocas semanas antes de la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre la Mujer, Modemmujer lanzó su campaña de información con una pequeña infraestructura de correo electrónico y sesiones de capacitación para que todos sus miembros pudieran trabajar de manera eficaz. Esta iniciativa fue un gran éxito, no sólo en México, sino en todo el continente latinoamericano. Desde entonces, Modemmujer ha adquirido una buena reputación por haber adoptado las herramientas electrónicas para su trabajo y haber sabido integrarlas a otros medios tradicionales. Su trabajo ha alentado la participación, la intercomunicación y el vínculo entre mujeres y organizaciones de la mujer. A través de sus actividades de capacitación, Modemmujer ha preparado a las mujeres para usar con eficacia las TIC y las ha ayudado a tomar conciencia de la importancia de que las mujeres se adueñen de la tecnología. Los servicios de información y documentación que brinda Modemmujer alcanzan a 1.300 suscriptoras en México y en el resto de América Latina dos veces por semana.


Modemmujer ha sabido desarrollar sus propias herramientas para la comunicación electrónica y también se ha encargado de capacitar a otras organizaciones de mujeres y feministas en el uso de estas herramientas. La creación de spots informativos, boletines electrónicos, listas y foros de discusión son algo habitual. Además, en su sitio web las organizaciones de mujeres y feministas encuentran espacios donde desarrollar su participación a través de weblogs y de mantener consultas puntuales, discutiendo documentación, utilizando una herramienta en el estilo del wiki, creada y puesta en marcha por el equipo técnico de Modemmujer, constituido por mujeres y varones dispuestos a utilizar la tecnología con perspectiva de género.


Pero las redes de organizaciones de mujeres y feministas no sólo brindan servicios utilizando las TIC, sino que también apuntan a la capacitación directa de las mujeres que forman parte del amplio espectro de las organizaciones sociales para trabajar los nuevos conocimientos que ofrecen las TIC y afianzar la participación de las mujeres en este campo.


Las actividades de WENT (Capacitación para Redes Electrónicas de Mujeres en Asia y el Pacifico) comenzaron como un taller de capacitación en TIC anual y regional en Seúl (Corea) en 1999. WENT fue una iniciativa del Intercambio de Recursos de Mujeres Asiáticas -Women's Resource Exchange (AWORC), una red en línea de organizaciones y centros de recursos para mujeres en la región. La primera WENT (WENT99) tuvo como objetivo central la capacitación de organizaciones de mujeres líderes para usar de un modo eficiente herramientas de comunicación basadas en Internet para el intercambio y la diseminación de información sobre el Proceso de Evaluación de la Plataforma de Acción de Beijing en Asia. También apuntó a mejorar de un modo general su habilidad para utilizar nuevas TIC en programas de desarrollo nacional. Desde WENT 99 se han celebrado cuatro talleres de capacitación regionales, junto con talleres nacionales en Filipinas, Malasia e India. En cuatro años los talleres WENT capacitaron a 178 mujeres de 24 países del Sudeste de Asia, Este de Asia, Sur de Asia, Asia Central y el Pacífico.


A partir de WENT 2000, las capacitaciones regionales siempre ofrecieron tres módulos de enseñanza. Estas posibilidades han cambiado en los años siguientes para incluir cursos sobre la creación de páginas web, la gestión de bases de datos, el uso de TIC como mecanismo de promoción y defensa de los derechos de las mujeres, comercio electrónico para la mujer, y la capacitación en TIC para mujeres


formadoras. Este evento de capacitación ha sido coordinado conjuntamente por el Programa de apoyo a las redes de mujeres de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (PARM de APC) y el Centro para la Red de Información de la Mujer de Asia y el Pacífico -Asia Pacific Women's Information Network Centre (APWINC)- desde el 2001 y cuenta con apoyo del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas para Asia y el Pacífico (UNESCAP), principal socio financiador de WENT.


En 2003, se realizó el primer taller WENT para organizaciones de mujeres en África. Una vez más, se comprobaron los beneficios de trabajar el uso de las TIC con perspectiva de género y formar a mujeres líderes para la promoción de un uso creativo y propio de Internet.


Las experiencias de las radios feministas en la web


Además de trabajar en medios electrónicos escritos y en la capacitación en TIC, las mujeres también han innovado en el terreno de la radiodifusión, aprovechando las transmisiones de audio en la web. Así, la Radio FIRE, de Costa Rica, realiza una labor muy completa en lo que se refiere a producción y gestión de información en su sitio web. [9] Éste se ha convertido en un verdadero sitio multimedia. Boletines,


informativos, audio y fotografías mantienen al día a los lectores y lectoras sobre los últimos acontecimientos donde las mujeres son protagonistas en la región latinoamericana: encuentros, seminarios, conferencias, marchas, demostraciones, campañas. En los grandes eventos, Radio FIRE se instala con su sencilla laptop y micrófonos. Una conexión a Internet le permite comenzar con las transmisiones, que llegan a miles de oyentes en toda la región.


Pero las mujeres de FIRE no se conforman con su exitosa multimedia. También capacitan a grupos de mujeres para que transmitan por la web. Es habitual que durante las reuniones regionales de los movimientos sociales, las técnicas y operadoras de FIRE dediquen parte de la jornada a la capacitación, sabiendo que abriendo el acceso a los conocimientos técnicos ayudarán a derribar muchos mitos y suposiciones que demasiadas veces coartan la creatividad y libertad de acción de las mujeres.


En una línea similar de trabajo, el centro CEMINA (Comunicación, Educación e Información en Género) inició en 1989 una experiencia radial transmitiendo un programa sobre temáticas del movimiento de mujeres y feminista por una radio AM de Río de Janeiro. El programa se llamaba Fala Mulher. Luego de 12 años en el aire, CEMINA decidió ocupar un espacio en la web con su programación. En la actualidad transmite las 24 horas a través de la radio Fala Mulher en Internet y se puede acceder a las principales noticias a través de archivos sonoros que se ofrecen en el sitio.[10]


Pero como se trata también de socializar los conocimientos y las propuestas, CEMINA ha creado la Red Cyberela, con el fin de sumar el potencial del uso de las TIC al poder movilizador de la radio. A partir de 2002, se abrió un curso de capacitación en radio y TIC dirigido a comunicadoras populares radiales. Hasta ahora se han capacitado 29 mujeres que al comenzar el curso recibieron computadoras con programas para la edición digital de audio. Además de los conocimientos necesarios para usar estos programas, las mujeres obtienen soporte técnico y conectividad de banda ancha durante seis meses. De este modo, son muchas las nuevas emisoras de mujeres que se lanzan con programación propia en Internet.


Nuevo periodismo, hackers y software libre


La reacción del movimiento antiglobalización en Seattle (EEUU) durante la reunión de la Organización Mundial de Comercio en 1999 tuvo su propio multimedia para dar a conocer al mundo las acciones de cientos de militantes de organizaciones sociales que se oponían a los planes de las grandes corporaciones por dominar el comercio mundial, en detrimento de los intereses de los pueblos. Fue en esa oportunidad que diversos medios independientes se unieron para producir y difundir por internet información escrita y audiovisual en varios formatos, incluyendo cinco documentales que se enviaron por satélite a los canales de televisión públicos de Estados Unidos.


Así nació Indymedia, [11] que cuenta ahora con filiales en casi todo el mundo, apoyada por la militancia de periodistas, comunicadores y técnicos, tanto varones como mujeres, que en pocas horas son capaces de montar -y desmontar- centros de información y comunicación electrónicos para llegar con mensajes alternativos a los que prevalecen en los medios masivos de comunicación. Fotos, sonido, videos sin editar y notas periodísticas se suceden al minuto en Indymedia, que se ha convertido en un gran centro de intercambio de información mundial.


La mayoría de sus militantes son muy jóvenes, a menudo adolescentes, y tanto chicas como varones desarrollan una tarea altamente cualificada en materia de uso, creación y adaptación de tecnología, tanto en hardware como en software. Los contenidos que se generan tienen como centro defender los derechos humanos, el derecho a la comunicación y dar a conocer las luchas de los pueblos por sus reivindicaciones. Las cuestiones de género ocupan un lugar importante en la producción de información de Indymedia, que se ha convertido en poco tiempo en gran aliada del movimiento de mujeres y feminista a la hora de dar a conocer acciones y demandas a escala mundial con rapidez y eficiencia.


Una de las características de los y las activistas en este nuevo periodismo es también el uso extensivo y prioritario de software libre o de fuente abierta. Su reacción ante las corporaciones les hace ser muy críticos también a los intentos monopólicos de dominar el mercado del software. No deja de haber entre ellos avezados hackers, entre los que hay no pocas mujeres. Una de ellas fue la organizadora del Proyecto Software Libre Mujeres que es parte del Proyecto Software Libre Brasil. Esta joven de 22 años es especialista en GNU/Linux desde 1999 y en la actualidad está certificada LPI, nivel 1 y RHCE. Es la única mujer en Brasil que alcanzó este nivel, siendo su trabajo en la actualidad el desarrollo de una solución de boot remoto en GNU/Linux, utilizado en el proyecto de inclusión digital del gobierno de Sao Paulo.


Durante el V Foro Internacional de Software libre que se realizó en Porto Alegre,12 Brasil, a comienzos de junio de 2004, se celebró el I Encuentro de Mujeres y Software Libre. Cabe señalar que en el Foro Internacional participaron 575 mujeres y la mayoría de ellas también estuvo en este primer encuentro, donde se constató a partir de testimonios, ponencias, experiencias y demostraciones técnicas el nivel de participación que están teniendo las mujeres en el desarrollo de software libre.


Pero también se escucharon sus voces críticas ante los obstáculos que levanta la discriminación de género para que su actividad pueda desenvolverse plenamente. Los prejuicios, el descrédito del trabajo de las mujeres técnicas que se percibe en las diferencias salariales con sus colegas varones, y la doble y triple jornada, al continuar enfrentando solas las demandas del hogar y de la crianza de los hijos, son problemas que estas mujeres soportan día a día. Su deseo es que el espíritu de libertad, de posibilidades abiertas y de decisión sobre las soluciones a poner en práctica que reina en el mundo del software libre también sean posibles de aplicar en sus vidas cotidianas, exigiendo igualdad de oportunidades y equidad para acceder a ellas.


Las mujeres involucradas en el movimiento del software libre también integran organizaciones como la de los e-Riders,13 que tuvieron su origen en Estados Unidos y que ahora cuenta con grupos en otros países, en especial en Europa Central y del Este. Los y las e-Riders son expertos en computación y tecnología de la información y la comunicación que están dispuestos a viajar visitando grupos y organizaciones para asesorar, capacitar, brindar apoyo y colaborar en el desarrollo de nuevas estrategias tecnológicas de acuerdo con las condiciones reinantes en la zona y las necesidades de las organizaciones.


Una de las especialidades de los e-Riders es brindar capacitación en materia de hardware, de software libre y propietario – o cerrado- y de gestión de proyectos TIC. Los manuales con las metodologías que han creado para trabajar en estas cuestiones son sumamente apreciados. Se los puede encontrar discutiendo las posibilidades de las conexiones inalámbricas o satelitales, pero siempre con la mirada puesta en las posibilidades reales de uso de estas tecnologías en las organizaciones.


Durante la primera Capacitación en Software Libre y de Fuente Abierta para organizaciones de mujeres que se realizó en África con el auspicio del PARM-APC en setiembre de 2004, se proveyó a las participantes de una concepción distinta de la creación de tecnología y de las decisiones que pueden tomarse al respecto para que la innovación tecnológica aplicada al trabajo de las organizaciones resulte apropiada y sustentable.14 Una de las características de APC es la de contar con un fuerte equipo de técnicos, varones y mujeres, que trabajan diariamente en la creación y mejoramiento de soluciones tecnológicas y software que puedan ser utilizados en el trabajo de las organizaciones, tanto para la capacitación en TIC como para el uso habitual en el trabajo en sitios web, incorporando audio y video. [15]


Los telecentros barriales: otra oportunidad para la participación de las mujeres en el campo de las TIC


No todos pueden tener una computadora en su casa ni acceder a los cibercafés que se multiplican en los centros urbanos. Con el objetivo de generalizar el acceso a las TIC y a las fuentes de conocimientos, información y comunicación que las mismas facilitan numerosas organizaciones sociales en América Latina, África y algunos países asiáticos decidieron crear telecentros barriales o comunitarios que, bajo la administración de una organización vecinal o local, brindara conectividad y acceso a las TIC en zonas urbanas periféricas, barrios marginados o áreas rurales. Estos telecentros constan por lo general de una sala con computadoras con conexión a Internet y se ofrecen allí capacitaciones en TIC, conexión y la posibilidad de aplicar las TIC para el desarrollo comunitario. Brindan sus servicios a bajos costos, teniendo en cuenta las posibilidades reales de la población circundante.


La creación de es tos telecentros fue particularmente importante en América Latina, donde se decidió formar una gran red de telecentros que agrupa actualmente a unos 300 en todo el continente. Así nació la red Somos Telecentros, que ya ha celebrado tres encuentros regionales con la participación de cientos de operadores, de ambos sexos, de todo el continente. [16] Entre ellos encontramos varones y mujeres , casi en números iguales , que son técnicos en computación, estudiantes de sistemas o de ciencias de la comunicación, maestros y dirigentes de la comunidad. Pertenecen a distintos grupos sociales y a diferentes razas: indígenas, blancos, negros, de sectores medios y bajos. El promedio de edad de estos operadores y operadoras es de unos 30 años.


Si bien los operadores y las operadoras dicen que en su trabajo no sienten la discriminación de género, ésta existe sobre todo en las comunidades rurales, donde el dominio de la cultura patriarcal es evidente y se ve claramente en la exclusión digital de las mujeres, que rara vez se acercan a los telecentros por sí solas. El trabajo en las comunidades para lograr que esta situación se revierta es parte de la tarea desarrollada con las organizaciones barriales y comunitarias. Muchas veces el eje de trabajo es puesto en la necesidad de impulsar una perspectiva de equidad, que permita superar las barreras y divisiones impuestas por las diferencias de género, raciales y de lengua. Así el acceso a las TIC y el aprendizaje que ello implica encierra también trabajar por la democratización de las relaciones en la comunidad, donde las mujeres puedan ocupar su lugar con dignidad y sin discriminaciones.


GEM: Una metodología de evaluación con perspectiva de género


Durante 2002 y 2003, el PARM de APC puso a prueba en varios telecentros en América Latina, África y Asia, la metodología GEM [17], para evaluar iniciativas TIC con perspectiva de género. Esta metodología fue una creación colectiva de mujeres comunicadoras sociales, especialistas en ciencias sociales y técnicas en TIC, todas ellas activas en el movimiento de mujeres y feminista. Se trata de una guía disponible en Internet que integra el análisis de género en la evaluación de iniciativas que usan tecnologías de información y de comunicación (TIC) para el cambio social.


La metodología provee herramientas para constatar si las TIC están realmente mejorando la condición de las mujeres y las relaciones de género, así como promoviendo cambios positivos en los niveles individual, institucional, comunitario y


social. Esta guía de uso gratuito brinda la posibilidad de que la organización o grupo coordinador arme el proceso de evaluación del proyecto elegido de acuerdo con sus objetivos y posibilidades, incorporando la perspectiva de género. Para ello desarrolla y sugiere estrategias y metodologías para aplicar el análisis de género al proyecto e incentiva un compromiso con la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres a través del uso de las TIC.


Con el fin de conocer la efectividad de la herramienta y pulir sus contenidos, el PARM realizó durante el período mencionado una prueba de campo de la metodología en 26 organizaciones y grupos en distintas partes del mundo, que abarcó un amplio espectro de proyectos, organizaciones y contextos – por ejemplo, telecentros rurales y urbanos, centros de documentación, redes de mujeres, centros de capacitación en TIC – y preparó a un grupo de personas y organizaciones para su aplicación. Con los resultados obtenidos, se logró una versión final de la herramienta que ahora está disponible en inglés y castellano en el sitio web del PARM.


Como suele ocurrir, una nueva herramienta de trabajo puede tener usos que no fueron considerados por sus creadores. En el caso de la herramienta GEM, se comprobó su utilidad también para la realización de talleres de sensibilización sobre las cuestiones de género y las TIC. Así, en diversas comunidades en distintas partes del mundo su utilización brindó la oportunidad de constatar la manera en que el uso de nuevas tecnologías de la información y la comunicación en una comunidad también puede ser agente de cambios y transformaciones en actitudes y conductas, que ayuden a superar las barreras creadas por estereotipos de género y la cultura dominante.


Al usar GEM para la sensibilización en materia de género en proyectos que involucraban a mujeres y hombres de sectores populares, donde los prejuicios y el machismo suelen ser más fuertes, fue interesante abrir el debate en torno a las relaciones y expectativas de género y las posibilidades de construir nuevas relaciones sociales, inclusivas e integradoras. En términos de desarrollo personal y de medición de autoestima, fue interesante comprobar que el dominio de los usos más sencillos de una computadora traía aparejado el descubrimiento de nuevas habilidades y aptitudes en las mujeres, como así también una mejora de la imagen que tenían de sí mismas y una relación de cooperación entre mujeres y varones en materia de acceso y uso de la tecnología. La tan mentada “tecnofobia” de las mujeres era rápidamente superada ante la posibilidad de acceder al manejo y conocimiento de las TIC en un ambiente integrador, sin discriminaciones.


Las mujeres en la sociedad de la información


Las organizaciones de mujeres y feministas activas en el campo de las TIC cumplieron un papel importante en las discusiones que se desarrollaron durante el proceso que llevó a la primera fase de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI), celebrada en Ginebra en diciembre de 2003. Las organizaciones de la sociedad civil tuvieron que abrirse un espacio para que sus opiniones, intereses y necesidades se tuvieran en cuenta en un debate que parecía cerrado a la opinión de los tecnócratas de las telecomunicaciones en los organismos internacionales, los gobiernos y las grandes corporaciones.


Tanto trabajo, cabildeo y discusiones con intervenciones de las organizaciones de mujeres a través del Caucus de Género y del Grupo de Trabajo sobre Estrategias de Género 18 dieron como resultado la inclusión del párrafo 12 en la Declaración de Principios de la CMSI.19 Este párrafo expresa lo siguiente:


"Afirmamos que el desarrollo de las TIC brinda ingentes posibilidades a las mujeres, las cuales deben formar parte integrante de la sociedad de la información y han de ser actores muy destacados de dicha sociedad. Nos comprometemos a garantizar que la sociedad de la información fomente las capacidades de las mujeres y su plena participación sobre bases de igualdad en todas las esferas de la sociedad y en todas las etapas de la adopción de decisiones. A dicho efecto, debemos integrar una perspectiva de igualdad de género y utilizar las TIC como un instrumento para conseguir ese objetivo."


Para las organizaciones de la sociedad civil que participaron en la CMSI lo primordial es dejar de pensar en una sociedad de la información sólo en términos de tecnología y considerar la importancia de construir sociedades de la información y de la comunicación que atiendan las necesidades humanas. Estas sociedades deberán estar centradas en la gente, de manera incluyente y equitativa, donde el desarrollo se enmarque en los derechos humanos fundamentales y esté orientado a lograr una distribución equitativa de los recursos.


Abriendo nuevos caminos


Tradicionalmente, el hombre y la mujer tienen niveles diferentes de acceso a los recursos y al control sobre los mismos, ya sea en la esfera privada (hogar) o pública. Tradicionalmente la mujer ha ocupado una posición de subordinación respecto del hombre, en la cual, por ejemplo, ella puede contribuir materialmente al hogar pero es su esposo quien decide cómo se asignarán los ingresos. La brecha entre los géneros en lo que se refiere al acceso a recursos y servicios representa un obstáculo importante para el desarrollo de las mujeres. Al investigar el impacto del desarrollo de las TIC sobre la igualdad de géneros, es crucial definir los factores que rigen su producción, consumo y apropiación.


Uno de los elementos básicos en el trabajo por la igualdad de género es la participación igualitaria de la mujer en los procesos de toma de decisiones. Esta participación permite que la mujer se asegure que los recursos y beneficios sean distribuidos de manera que el hombre y la mujer accedan a ellos por partes iguales. En las experiencias de campo del PARM-APC que evaluaron el grado de equidad en la participación de las mujeres en iniciativas de TIC, se constató que allí donde mujeres y varones estuvieron dispuestos a compartir equitativamente la responsabilidad en la toma de decisiones pudieron perfilarse acciones destinadas a vencer y desmantelar las desigualdades de género en el control de los recursos tecnológicos disponibles.


El trabajo mancomunado de mujeres y varones en el campo de las TIC debería apuntar a que las tecnologías se conciban y apliquen de manera participativa, sin exclusiones, para garantizar y promover la diversidad de opciones tecnológicas y la innovación colectiva basada en la cooperación, en un entorno libre de discriminación. [20]

[1] TIC para el cambio social, Programa de Apoyo a las Redes de Mujeres de APC, www.apcwomen.org/gem

[2] Breve introducción a conceptos básicos sobre género y TIC, Programa de Apoyo a las Redes de Mujeres de APC,

www.apcwomen.org/gem/esp

[3] “El mundo del soft sigue gravitando en torno de los hombres”, por Karen Kaplan, La Nación, Buenos Aires, suplemento de Informática, 5 de julio de 1999.

[4] AAUW Educational Foundation Commission on Technology, Gender and Teacher Education, 2000)

[5] La Nación, idem

[6] idem

[7] http://portal.softwarelivre.org/news/2990

[8] http://www.modemmujer.org/

[9] http://www.fire.or.cr/

[10] http://www.cemina.org.br/ www.radiofalamulher.com

[11] http://www.indymedia.org/

[12] http://portal.softwarelivre.org/

[13] http://www.eriders.net/

[14] http://www.womensnet.org.za/FOSS

[15] El sitio www.intrainonline.org cuenta con el trabajo mancomunado de APC, Bellanet, IICD, IISD, INASP y Oneworld

[16] http://www.tele-centros.org/

[17] http://www.apcwomen.org/gem

[18] http://www.genderit.org/

[19] Declaración de Principios, CMSI, 2003, www.itu.org/wsis

[20] Conceptos expresados en la Declaración de la Sociedad Civil a la CMSI, adoptada por unanimidad en la plenaria por la

sociedad civil de la CMSI el 8 de diciembre de 2003. www.itu.org/wsis.

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