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Hace un par de años tropecé con GenderIT.org mientras navegaba por la red en busca de información sobre los derechos de las mujeres, los/as defensores/as de los derechos humanos e internet. Me enganché pero nunca pensé que me iban a invitar a escribir un editorial.


Luego, en abril de este año, me nombraron coordinadora de un proyecto de APC, para lanzar la nueva campaña “¡Conecta tus derechos! Los derechos en internet son derechos humanos”. La campaña hace un llamado a la acción para respetar, proteger y promover la libertad de expresión, de reunión pacífica y asociación y la democratización. Me encanta que esta edición de GenderIT.org eche un vistazo más de cerca a las defensoras de los derechos de las mujeres y a cómo sus derechos a la libertad de expresión y de asociación se ven afectados por las restricciones impuestas a internet.


Las defensoras de los derechos de las mujeres (WHRD por sus siglas en inglés) de todo el mundo hablan acerca de la comunicación segura en línea y de acciones prácticas que aumenten la capacitación para el activismo de los derechos humanos de las mujeres. En “¿Quién va a rastrearme?” y el artículo en inglés “Secure communications essential to women's rights defenders”, Flavia Fascendini y Grady Johnson de GenderIT.org conversan con las defensoras de la región de Asia Pacífico, incluyendo Fiji, India, Indonesia y Filipinas, quienes establecen el vínculo entre las interferencias en línea y fuera de ella con sus derechos y libertades.


Porque son mujeres, las defensoras de los derechos humanos enfrentan muchas amenazas y obstáculos únicos. Algunos de ellos son la naturaleza de los sistemas patriarcales de subordinación de las mujeres, diversos roles y normas de género construidos socialmente y fundamentalismos religiosos entre otros que tratan de limitar la vida pública y privada de las mujeres. Esto se traduce en restricciones a la autonomía de la mujer y su libertad de movimiento, expresión y asociación, lo que restringe su activismo y su derecho a ser defensoras de los derechos humanos.


Las defensoras de los derechos humanos pueden experimentar más hostilidad y, al mismo tiempo, tener menos protección que sus colegas masculinos. Margaret Sekaggya, Relatora Especial sobre la situación de los/as defensores/as de derechos humanos, destaca algunos de estos temas y dedica su informe anual a la situación de las defensoras y los que trabajan en derechos de las mujeres y cuestiones de género, en particular en Colombia, México, Guatemala, Brasil, Honduras y Perú.


Las entrevistas con las defensoras que se incluyen en esta edición son convincentes e inspiradoras. Las interferencias más comunes con el derecho de reunión pacífica y asociación que experimentan incluyen el uso excesivo de la fuerza contra ellas por parte la policía u otras personas durante las asambleas; arresto y detención en el ejercicio de la libertad de reunión; el acoso mandatado judicialmente; restricciones para viajar a las defensoras que desean participar en asambleas para promover y proteger los derechos humanos; y restricciones impuestas a través de medidas legislativas y administrativas.


Las restricciones del derecho a la libertad de asociación incluyen actividades tales como exigir a las organizaciones a someterse a la supervisión y vigilancia gubernamental; el acoso administrativo y judicial por mandato de las autoridades, incluidos motivos y procedimientos especiales para la disolución; dificultades para la formación y el registro de asociaciones de derechos humanos; y sanciones penales para las actividades no registradas.


También están surgiendo nuevas combinaciones de problemas en línea y fuera de ella que afectan la capacidad de las defensoras para utilizar la tecnología para la movilización efectiva en torno a los derechos de las mujeres. Estas incluyen restricciones en el acceso a los contenidos (especialmente bloqueo y filtrado de contenidos); dificultades para establecer y mantener la confianza en y fuera de línea; llegar a grupos desconectados; necesidad de nuevas habilidades o destrezas; amenazas a la privacidad y la censura; y problemas de representación e infiltración.


Confiscación de equipos, ataques de virus y spyware, corrupción de documentos, funcionamiento lento de la computadora y conexión intermitente a internet, control sobre el correo electrónico y el navegador de internet, filtrado de internet y correo electrónico, recepción de mensajes no deseados: las defensoras de derechos humanos informan que todos son ataques comunes y deliberados a la privacidad y la seguridad en línea de las defensoras, que afectan directamente su derecho a la libertad de asociación y su capacidad de participar libremente en los procesos democráticos.


Edna Aquino, jefa de campaña de WLUML (Mujeres viviendo bajo leyes musulmanas) y de la Campaña “La violencia no es nuestra cultura”, ofrece una visión sobre estos temas a través de una reflexión sobre los cambios en el activismo feminista desde la década de 1980. Edna destaca la aparición de las TIC en los derechos humanos de las mujeres y la consiguiente transformación de los derechos de las mujeres con el uso de las TIC como una herramienta de organización. Pero advierte sobre las posibilidades de que las mujeres queden marginadas por la transición a la tecnología móvil y 3G y pide más apoyo en línea universal para las defensoras.


Mary Jean Real, coordinadora saliente de la Coalición Internacional de Defensoras de los Derechos Humanos de las Mujeres, habla sobre las oportunidades, retos y riesgos de la seguridad digital para las defensoras en el uso de las TIC. Mary Jean afirma que se requiere más investigación sobre las maneras en que las disparidades de género en el uso de las TIC afectan especialmente al activismo de las defensoras y sugiere la necesidad de una nueva plataforma en línea para las defensoras que usan TIC para su activismo.


Dos capacitadoras en comunicaciones seguras en línea hablan francamente acerca de los cambios tecnológicos y del cambio que puede verse acerca del miedo de las mujeres a la tecnología en dirección a un sentido de empoderamiento y participación activa, al recibir formación y una nueva capacidad de ejercer sus derechos.


Surgen varios temas de peso.


En primer lugar, los derechos humanos de las mujeres a la libertad de expresión y de asociación se ven constantemente afectados por los cambios tecnológicos y debemos entender cómo se viven estos cambios teniendo en cuenta sexualidad, clase, ubicación geográfica, raza y otros ejes de marginación.


En segundo lugar, las defensoras de los derechos de las mujeres deben poder responder a estos cambios y seguir capacitándose para encontrar nuevas formas de participar y de dar forma a dichos cambios.


Las herramientas prácticas para el activismo y la incidencia son fundamentales para que las mujeres participen plenamente y con seguridad en los procesos democráticos.


Por último, existen grandes oportunidades para la acción práctica para promover y proteger las actividades de las defensoras. Al trabajar juntas y construir redes fuertes, las defensoras de los derechos de las mujeres pueden aprovechar estas oportunidades y, de hecho, lo están haciendo.


Animo a todos y a todas a unirse a la campaña “¡Conecta tus derechos! Los derechos en internet son derechos humanos” y a la acción de respetar, proteger y promover la libertad de expresión, la libertad de asociación y de reunión pacífica y la democratización.


Este artículo forma parte de la campaña “¡Conecta tus derechos! Los derechos en internet son derechos humanos financiada por la Agencia Sueca de Cooperación Internacional de Desarrollo (Sida).

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